19 jul 2009

Welcome to the Party!



Un suelo que insinúa hostilidad, huraño, poco fértil, es seducido ante el perfume del zapato imparable y sufre la metamorfosis del eterno enamorado del azote artístico, del arte inevitable de ser pisoteado por gusto para su propio beneficio, pues quien marca su huella efímera e inmortal (al tiempo) es la suela mágica del bailarín empedernido por burlar la cinética estándar y crear maravillas visuales con tan solo un par de juegos de sangre caliente que remueve los pies y los convierte en máquinas de amor al movimiento de la salsa, el crimen sabroso que permea toda clase de pisos y los cautiva hasta hacerlos de su propio dominio, el sino marcado de la pista enamorada del ritual nocturno de la Salsa...


Aquel bamboleo de caderas sanguíneas, vivaces, que ordenan la intrépida marcha del caminante en pleno frenesí, que juega con los tiempos entre la sofisticación paulatina del cha cha chá y el estrépito latino de la descarga, es un verdadero acto de pasión concupiscente creada por un cuerpo para deleite de muchos ojos; aquella sodomía adorable que envuelve a cualquier incauto y exorciza cualquier desencanto de amor, que refina el suelo más agreste y a su vez lo fortalece con la experiencia del tacón que maltrata con afecto a la gravedad y a su aparente neutralidad, es un argumento que plantea conflicto, desenfreno, elegancia, pero sobre todo, belleza,la pareja que lo da todo a cambio del estupor, el asombro genial del público que cosecha las flores de la noche bailable.

Piel trémula que encarna ideas de libertad latina, pies inquietos que evocan el ilusionismo, rostros extasiados que se sumergen en la locura imparable del garrapateo, brazos infinitos que se deslizan sin clemencia rompiendo el aire, sincronismo despierto de extremidades jaraneras que mantienen a fuego vivo la fiesta, ovación de ojos boquiabiertos, de cuerpos espectadores que crean inercia callada por el asombro y admiración discreta hasta la muerte. El vil bien está presente en la pista de baile, pues suena la percusión endiablada que envidiaría hasta al flautista de Hamelin, pues esta es la incitación al jolgorio eterno a ritmo de salsa, categórica y sin concesiones, el hechizo del latino sabor que tan felices hace a los entusiastas del baile. Welcome to the Party!!!

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