13 nov 2010

EL TOQUE DE MASSIVE ATTACK


Evadiendo el frío de capital achacosa, el azar nos trae un coliseo que se torna cálido al contacto de las almas que claman por una de las pocas experiencias de trip hop en las entrañas colombianas. Bristol se sacude desde la lejana Europa y aterriza en las ansiosas mentes que esperan por una vivencia sensorial única e irrepetible.

Son dos internacionales listos para acudir al llamado trip hop, Martina Topley Bird y Massive Attack son los artífices de la espera nocturna. Mientras la ansiedad se carcome las neuronas del público ávido, Zhada es la cuota colombiana que ameniza el introito de este ritual religioso. La vocal Carolina Gaitán agita sus cuerdas vocales en simultánea con su larga falda blanca, trémolos movimientos en español que digieren melodías densas de lenta cadencia y algunos matices pop. "En noviembre" o "Eres hoy" hacen parte del corto repertorio que les deja bien librados en la antesala de los foráneos.

Íntimo. Un show personal, particular, de grata impresión es el que se guarda bajo el brazo (y bajo el afro) Martina Topley Bird, londinense de exquisita garganta que expone en un formato sencillo su corta pero eminente discografía como solista. Esta morena en traje de noche que balbucea con hermoso descaro algunas frases en español hace digna exhibición de sus canciones en forma minimalista, sin más ingredientes que su teclado, su caja de ritmos y su voz.

Foto: ViVa

"Valentine" es su carta de presentación inicial, muestra de su segundo trabajo The Blue God. De la nada, con chasquidos, tarareos o gemidos melódicos extrae en loops canciones completas que con el uso de su caja de ritmos logra, es una exposición de creación que juega perfectamente entre lo análogo y lo digital. Los traqueteos sencillos en repetición se conjugan con su indiscutible voz negra y sin mayores artificios logra conquistar un público que no conoce a fondo su repertorio pero que lo acepta de forma inmediata.

Infaltable debía ser su pieza más conocida en Colombia, "Sandpaper Kisses", trabajada en una especie de Unplugged analógico de murmullos combinados con su teclado y su maravilloso tratamiento de la palabra cantada. La interactividad con el público se hace notable en los descoordinados coros de "Da da da" donde las voces asistentes se enredaban en 'dadadeos' y Topley Bird navegaba con calma en su mar de lirismos. Pero tal vez uno de los momentos gloriosos fue su versión del tema de Tricky "Overcome", con menos oscuridad y más inocencia, con menos artificios y más naturaleza orgánica,recordando que su voz contribuyó grandemente a la difusión del trip hop en los noventa.


Extraído videoteca MissMoonLive

El cierre solista de Martina lo tuvieron los temas "Poison", poción que intoxica de modo benigno los oídos del respetable en una interpretación limpia y menos letal que la canción de estudio, y "Too Tought to Die", canción que llevaba todo el veneno que le quedaba faltando a la anterior con la incursión de la guitarra eléctrica y los alaridos melodiosos que estremecían los espacios del Coliseo en un sonido, que, a pesar de su deficiente acústica, salió airoso en la entera presentación de esta sobresaliente voz inglesa.

Foto: Burroteca

La hora del Ataque era precisa. Los parlantes estaban listos para producirlo en masa, sin prejuicios y con las luces como arma letal de hipnosis. "United Snakes" es una salida de diez minutos que confronta con velocidad y sonido de la actual década, un vértigo extraño que asoma de su reciente trabajo Heligoland bajo el liderazgo de 3D Del Naja que en sus murmullos narcóticos se carga mensajes políticos, oscurantistas o sugerentes. Llega la adrenalina en slow motion, Massive Attack.

Si como telonera hizo bien la tarea, como compañera del show principal no estuvo nada mal. Encargada de la textura femenina en varios de los pasajes del último disco, Martina vuelve a la carga con una impetuosa interpretación de "Babel" y otra más sensitiva en las luces trippy de "Psyche" dos de los últimos tracks del reciente trabajo de Massive. Pero su principal compromiso en dejar en alto el nombre de la banda fue con su impecable versión de "Teardrop" donde el registro vocal le alcanzó de sobra para estar a la altura de Elizabeth Fraser. Momento clave en el coro comunal, el público se funde en aquel lento clásico del trip hop.

La cosa se va poniendo oscura, como le gusta a los amantes de esta densura melódica. Tan oscura que se aparece en el escenario el gigante Daddy G con su voz subterránea para asestar uno de los más geniales golpes de su discografía con "Risingson", donde los bajos son los mandamases envueltos en clásico dub fusionado con ese trip tan fuerte que ahoga cualquier superficie y sumerge los cuerpos en profundidades sonoras. Las dos baterías en escenario contribuyeron a crear esta atmósfera de subconsciencia extasiada.

Luego aparece otra gran garganta, imprescindible para el complemento preciso en la participación vocal, toda una eminencia en la historia dub y reggae, el viejito Horace Andy que despaciosamente se abstrae en movimientos paulatinos y brinda unos minutos de felicidad con "Girl I Love you". Más adelante estallaría el clímax con el gran clásico "Angel", una voz reggae que se destruye armónicamente con las guitarras agrestes y el beat que anuncia el fin del mundo en cámara lenta, esa brutalidad parsimoniosa que llevó al éxtasis a tantos seguidores de este Ataque musical.



3D, como único miembro consecutivo en todos los trabajos de Massive Attack aportó su oscura cuota con "Future Proof" apoyado por su teclado analógico y evidentemente de su armamento tecnológico de respaldo. "Inertia Creeps" fue otro momento cumbre que se entrelazó con anuncios curiosos en la pantalla de fondo que proclamaba un Juanes abogando por la marihuana, una Natalia París disfrutando su desnudez pública, un Higuita glorificado en Wembley, o una Colombia libre de opinión, con un golpe estratégico en la producción del concierto que dio interactividad de un grupo que apenas balbucea el español con un público que agradecido se remontó en aullidos para demostrar que los latinos también disfrutan de los buenos viajes sonoros.

Foto: Burroteca

Hermosos momentos de nostalgia se vivieron gracias a la colaboración de la vocal Deborah Miller quien nos trajo a relucir piezas del primer trabajo de la banda, Blue Lines, con una emotiva interpretación de "Safe From Harm", corte encargado del primer Encore con un cierre brutal de guitarras e imágenes esquizofrénicas en la pantalla, y más adelante, con "Unfinished Simpathy", tal vez la canción de todo el repertorio más fiel a su sonido de los noventas, aunque con modificaciones tecnológicas que lo acercaban a la actualidad. Los aportes de voces femeninas siempre han sido claves en la discografía de los Attack, lastimosamente faltaron grandes complementos, Sinead O Connor, Sarah Jay, Elizabeth Fraser, Tracey Thorn y Hope Sandoval, cuyos temas no fueron parte del repertorio en vivo.

Foto: ViVa
Luego del primer receso, la concentración se basó en la reverencia al material 2010
y esos flirteos con la paranoia y el desasosiego como en "You were Just Leaving", mas adelante con Daddy G, Horace Andy, 3D en las voces y Martina en el teclado análogo, juntos para resolver el asunto en vivo de "Splitting the Atom". Y finalmente la pieza más parecida a sus buenas épocas del Mezzanine "Atlas Air", con una larga ejecución de trip hop felizmente intranquilo, esa inquieta y voraz forma de atacar al mundo sin prisa mientras se desgañita el resplandor de la pantalla y las luces y el cierre del segundo encore está repleto de pánico esplendoroso, esa felicidad nerviosa que nunca se quiere terminar al tempo del hipnótico ritmo.

El cierre se realiza con una pieza de museo perfecta para destruir el Coliseo con sofisticación dub, "Karmacoma" se apodera del ambiente entre el baile inocente y la grave voz de Daddy G, los fraseos conspiradores y recónditos de 3D, y el reposado ataque de las máquinas creadoras de ese perfecto caos en una versión muy moderna de ese estupendo clásico del Protection.


Extraído de la videoteca de Erick Salazar

A pesar de la carencia de buena resonancia de un espacio como El Coliseo El Campín y la pérdida de momentos vocales importantes de 3D por la dominancia de los bajos, el trip hop pasó el año en un espacio que no llenaba las expectativas de buen sonido. Muchas piezas de aquel engranaje quedaron fuera del setlist, pero las historias buenas generalmente se cuentan en menos de dos horas, tiempo necesario para que Massive hiciera de las suyas y lograra satisfacer un público que salió de las graderías convencido de haber visto un gran concierto, un toque de Ataque.