21 sept 2009
HÜSKER DÜ - NEW DAY RISING
La furia y el inmoderado aire que se respiraba en la escena hardcore norteamericana tuvo su auge en el primer lustro de los ochentas, una década que se caracterizó por la explosión del new wave. Quienes no se sentían conformes con las modas y el síndrome post-disco enfatizaron en denigrar al gobierno Reagan a través de sus gritos, subvertir el orden de ideas de una casa bonita y una familia feliz y expresar con aullidos de revolución anónima su inconformismo por el mainstream, las tendencias y la supuesta alegría fabricada a través de los medios.
Fueron cinco años de rebeldía auditiva con ejemplares grandes en obras de Black Flag, Minor Threat o los grandiosos Bad Brains. Pero al avecinar el segundo periodo Reagan en el poder, la protesta se estaba convirtiendo en algo sin causa e insustancial, los chicos que sudaban actitud indomable en tarima fueron creciendo e inevitablemente cayeron en cuenta de que su juventud se iba desvaneciendo a través de antiguos ideales y llegaba la hora de responder por sus cuentas de servicio y sus adquisiciones, y la velocidad y el desenfreno se iba perdiendo a lo lejos en una evocación de un oasis sórdido de golpes y escena underground, cada vez más pasado, cada vez más melancólico.
Dentro del caudal de bandas veloces y feroces, en Minneapolis su máximo representante fue Hüsker Dü, y sus primeros trabajos fueron fieles exponentes del american hardcore que tuvo explosión en California y se diseminó largo y ancho del país desde 1979, año en el que precisamente tuvo origen la banda con Bob Mould a los vocales y la guitarra, Grant Hart en vocales y tambores y Greg Norton en el bajo, prometiendo desquiciar unos cuantos cerebros y crear la distorsión desnaturalizada que tanto ansiaban los jóvenes de la época con la sencilla alineación de power trío. Puro desfogue.
Después de despotricar a toda máquina en los escenarios del hardcore y grabar un par de discos, hubo un punto de paréntesis para la banda con la llegada en 1984 del Zen Arcade, LP doble con matices menos agresivos y velocidades no tan imprudentes, una parada en el camino que indicaba a Mould que el sonido del grupo tenía que inclinarse hacia otros lados y empezar a vincular un proceso más artístico y menos instintivo. Fue la clave para resolver el asunto de la evolución de su sonido.
Y es esta visión del valor de la melodía la que se esclarece en su siguiente producción, New Day Rising, en un 1985 que veía un moribundo hardcore que se desgastaba en discursos y empezaba a dar paso a otras corrientes como el naciente sonido indie y los primeros bloques para construir el futuro rock alternativo. Aquí es donde viene el aporte esencial de Hüsker Dü con este disco, una recreación musical que equilibra el acelerado terremoto de su ira anterior con la sutileza y el encanto de dar ritmo más accesible con arreglos y posibilidades de llegar a oídos más sensibles, una conjunción de melodía y velocidad bien planteada por el grupo que ha trascendido como influencia de peso para la evolución del rock, en especial para el desarrollo del alternativo y el grunge a comienzos de los 90s.
Fueron en total quince temas que juegan al estrujamiento y a la calma, al desorden y la melodía, a la nostalgia de una juventud sin reproches y a la apertura del pensamiento adulto, y es el New Day Rising la consolidación de una propuesta que se venía cultivando desde el año anterior con el Zen Arcade. A partir de este punto, Hüsker Dü deja de ser un grupo de culto para abrirse a la masa, en especial al público universitario que se sintió identificado con su música y le abrió las puertas a través de las antenas de sus emisoras.
El álbum no puede abrir de forma más precisa: "New Day Rising" es la viva muestra del nacimiento de una propuesta, la adolescencia rebelde de otrora es aún latente en la música, pero la madurez musical se avecina con este título, un mantra repetitivo que Mould puede interpretar como el nuevo despertar, la apertura hacia otra corriente sin dejar la esencia, el anuncio del cambio que viene de forma progresiva, y el hecho de mantenerse al frente y no caer (luego de sus continuos problemas de excesos). El ritmo es furioso pero ordenado, la guitarra parece duplicarse en mil y la batería de Hart se desahoga en un despertar que llora embravecido, buscando la redención después de abandonar su raizal hardcore, aunque la canción no se aleja mucho de su ancestral propuesta.
El grito melódico es más que visible en el siguiente corte, "Girl who Lives in Heaven Hill", Grant Hart despedaza su garganta en vociferaciones vivas que buscan a la chica que vive en La Colina del Cielo, y por la cual su obsesión es evidente, a ver si a través de sus gritos psicóticos logra llegar a ella. Pero mientras el baterista brama desde atrás, la guitarra y el bajo dan una gran definición al ritmo de la canción, una de las primeras muestras de puro alternativo. Si nos ponemos en el ejercicio de escuchar a gente como Pixies, hay una fiel estampa de este tema en las composiciones de ellos, sin velocidad, pero desgarrado y duro, y uno de los temas más poderosos dentro del trabajo. En 1998 se lanzó un compilatorio que rendía tributo a bandas clásicas del rock como Pink Floyd, Thin Lizzy y Bad Religion. Uno de los tracks fue un cover muy power de "Girl Who Lives in Heaven Hill" interpretado por Blackstar, gente que venía de los majestuosos Carcass, y que tomaron en cuenta el sonido de este clásico de culto.
Y no solamente este trabajo es influencia del rock alternativo, mucho del futuro neopunk se refleja en "I Apologize", un veloz pero moderado ejemplar de tres minutos que bien puede ser versioneado por Green Day (Billie Joe Armstrong reconoce entre sus grandes influencias a Hüsker Dü). Bob Mould canta sin demasiado afán con coros muy pop, pero el ritmo de la canción va dinámico, en autopista libre pero sin tanto apuro, entretanto Mould se rectifica con una letra que pide disculpas pero no se subyuga, pues a quien se la dirige también exige explicaciones. Yo me excuso, pero no soy el único responsable. Como el buen adulto que es alternativo, es respetuoso, pero como el buen joven hardcore que alguna vez fue, nunca reconoce la culpa completa.
La radio universitaria estuvo siempre atenta a la propuesta del New Day Rising, el movimiento del college los apoyaba. Suele ser odioso comparar pero si uno escucha los primeros discos de R.E.M. hay una similitud pequeña en algunas tonalidades e intenciones sonoras de los dos grupos, con los matices de la generación que impulsó el sonido indie de los 80s , obviamente guardando las proporciones, pues Hart, Mould y Norton tenían la velocidad por delante y el antecedente hardcore aún presente. Y uno de los temas con ese rezago en sus líricas recreado de forma magistral en un minuto y medio es "Folk Lore", una genial protesta que resume la condición social y educativa en el país del Norte: 'Not the woman scream for equal rights/their man wants to have an affair/children learn to hate the world/and no one seems to care'. Corto y sustancial manifiesto que habla sobre la desorientación y el desarraigo social, el 'folklore' de su pueblo en unas rimas afiladas y veloces acordes que son punto de reflexión interesante.
El liderazgo siempre ha sido causa de rupturas, controversias y lucha de egos entre miembros de grupos desde tiempo inmemorial. En Hüsker Dü no puede existir la excepción. En 1985 aún no se veían mucho las discrepancias entre Bob Mould y Grant Hart, pero siempre hubo una contienda silenciosa en saber quién llevaba las riendas del trío, solo hay que poner como ejemplo que las composiciones y los vocales líderes eran repartidos en partes casi iguales. En "If I told you", Hart manda la parada. La compone, la canta y la interpreta de forma límpida en su batería con un intermedio que rompe la dinámica pop de las rimas iniciales y le imprime elaboración al tema, y finaliza en la esencia áspera de la guitarra distorsionada y la invocación a la velocidad primaria. Además en la letra hay un ejercicio introspectivo de Grant Hart con cierta tendencia existencialista que no logra explicar muy bien, su lírica se abstrae y se limita a esbozar que hay un problema emocional grande, pero no puede divulgarlo del todo. La mayoría de escritos de este señor tienen esa tendencia.
Llega la hora de su inobjetable clásico, la referencia obligada al comentario de quien vivió la época, "Celebrated Summer" es un ícono dentro de su discografía no solamente por ser el sencillo que se escuchó en la radio independiente de la época, sino por su construcción sonora y desafío al estamento hardcore que tanto promulgaban en sus inicios, pues es tal vez el tema más melódico de la banda, con cambios constantes durante su transcurso y la inclusión de ¡Una guitarra acústica!, cosa jamás pensada por sus fans de otros tiempos y que los llevó a ser rechazados por los puristas de su género original. Sin embargo, la composición atrajo la atención de oídos ajenos hasta entonces a Hüsker Dü y empezaron a ganar adeptos de otras latitudes gracias al juego de la rudeza y la ternura envueltos en un solo tema que da una mirada al verano juvenil en USA y a sus (in)utilidades, aquella ingenua forma de emborracharse en el springbreak, tocar en una banda y broncearse sin preocupaciones, 'was this your celebrated summer?' dice Mould, quien ya ve a sus 25 años la vida de otra forma. Esa madurez irreconciliable con el público hardcore, la percepción individual por encima del típico regaño al establishment, Hüsker Dü en su punto cenital que los llevaría a las grandes disqueras más adelante. Y más adelante la banda metalera Anthrax haría los honores en 1996 con una versión de respeto de este ya obligatorio clásico que, sin figurar en el top de las listas, hace parte de esos inolvidables temas de transición que necesitan ser referenciados en las charlas de la constante evolución del rock.
Vuelve el sonido college rock, esta vez en su más pura expresión (insisto en el parecido en algunos momentos a R.E.M.), "Perfect Example" es una canción de cuna en comparación a las otras del disco. Una creación reposada en la que Bob Mould canta despacio, casi susurra, mientras reflexiona sobre su transición a la madurez y su confrontación con los recuerdos: 'I think I lose my mind, but not my memory'. Aquí la influencia del folk interviene en gran forma, hay guitarra acústica y la cadencia es pausada, pura nostalgia impresa en tres minutos de gran trabajo melódico.
Siempre sobrio, siempre solemne, el chico del mostacho Greg Norton se encarga de dar el ritmo con las notas de su bajo, y aunque su posición siempre fue neutral en la lucha de egos y poderes, el tipo fue importante en el cambio de sonido del trío, pues es el único instrumento que mantiene la compostura ya sea entre desfogues retorcidos o entre melodías audibles. Su bajo abre una pieza de corte muy divertido que una vez más es predecesora del rock alternativo que podría mostrar en otra época Weezer y otros del género, "Terms of Psychic Warfare" tiene falsetes en los coros, uso de panderetas y apertura para una guitarra más amable pero aún rockera, extraña composición de Hart que cada vez más corrobora la transformación musical de la banda. Esta vez el baterista se ensaña en su lírica en una 'guerra psicológica' con una chica que no lo deja en paz, y él pone los puntos sobre las íes pidiendo espacio y paz: 'Don't feel bad next time my memory comes creepin/Yo've got your own bed now I suggest that's the one you sleep in'. Diciente repudio por la invasión de su entorno por parte de alguna molestia femenina.
Seguramente alguna vez los miembros de Nirvana tuvieron que escuchar en su casa un tema como "59 times the pain", antecesor del grunge con letras depresivas y actitudes autodestructivas, que comienza con poderío demencial, continúa con algunos quejidos hablados de Mould, y en el coro toma la onda dinámica de un casi neopunk; se destacan bastante los cambios de ritmo, el crescendo del tema a medida que se va escuchando y el despedazamiento lírico de Mould, 'Don't want to live with myself/can't live with what goes on'. Un tema de tratamiento musical aplaudible, especie de eslabón entre el post-punk y los incipientes flirteos con el grunge. Que Kurt Cobain lo niegue (lástima que ya no está para comprobarlo), esto tuvo que pasar por sus oídos en algún instante.
El nombre Hüsker Dü es difícil pero atractivo, no se sabe que és, sin embargo llama la atención, la teoría lingüistica habla sobre un juego de mesa escandinavo en el que su eslogan decía 'Los niños pueden burlarse de los adultos'. Y era verdad, pues en sus inicios la intención más clara era la mofa del establecimiento y la protesta ante el mainstream y las modas. La actitud punk no podía ser abandonada de forma sencilla, para eso contaban con algunos pasajes nostálgicos como "Powerline", guitarra rebelde y batería patrocinadora que hacen remembranza a una buena época, la de finales de los setentas con el auge del punk. Poder templado en las líneas de este rock and roll que sirve como plato de mediación entre sus canciones de antaño y las nuevas.
El principal punto de ruptura entre el grupo y la escena hardcore fue reconocer al pop de los sesentas como gran influencia dentro de su música y agregar algunos elementos del género para acicalar sus propias canciones. Era inconcebible para un radical del hardcore incluir en su repertorio de escucha gente como The Beach Boys o The Byrds. Grant Hart lo hizo, y lo incluyó de forma descarada en el LP. Exhibición pura, "Books about UFOs", donde Grant canta como artista surf sobre una chica que pasa el tiempo mirando el cielo, estudiando los Ovnis y esperando la providencial aparición de E.T., entretanto él comete el fetiche de observarla a ella mientras ella observa. Hay un piano juguetón que recorre casi toda la canción, y no parece compuesta por ellos, más bien parece una broma de Mi amigo Mac tocando para ellos. Estos tres también se tomaron su tiempo para un divertimento muy pop...
Una de las formas más efectivas de incrementar el ruido y la distorsión en sus presentaciones era utilizando dos amplificadores, un Marshall de sonido carrasposo y en el respaldo un Vox de limpia sonoridad, la guitarra dejaba de sonar como un elemento solitario para tener como resultado una especie de ubicuidad instrumental que reventaba cabinas. El college radio regresa con letra punk: "I don't know what you're talking about" no es innovadora, es muy radiable de hecho, con guitarra estruendosa y todo, pero su letra es lista, Mould y Hart se reparten méritos en voces a estilo pregunta-repuesta y hablan sobre los intelectualoides que pasan todos los días armando prejuicios para incomodar a una sociedad ya golpeada por los vetos y las imposiciones del poder.
Ellos no quieren saber más que es bueno o es malo, simplemente quieren vivir y dejar vivir, como buenos punks pasados a la madurez.
Muchos desprecian la pieza que viene a continuación, "How to Skin a Cat", pero esta es una simple exposición de sonido avant-garde, mas bien mirando hacia la experimentación, al desahogo con detonaciones de diferentes colores, si no hubieran pasado cosas como esta seguramente Primus, The Mars Volta o Mr. Bungle no podrían tomarse atribuciones de jugar con el ruido años más tarde. Eso si, la letra es una retahíla truculenta, pues habla sobre el negocio de las granjas de gatos y ratones que se comen entre sí, después el despellejamiento de los animales y la venta de pieles, una crítica al sistema de difícil comprensión, tanto como la misma pieza en sí, pues es un duelo de guitarra, bajo y batería en consecución demente, tan salvaje como el capitalismo.
Era la época final de Hüsker Dü como grupo de culto, y todavían andaban de la mano del sello SST, creado por el gran guitarrista Greg Ginn proveniente de la legendaria banda Black Flag. Fue su última experiencia bajo sello independiente, pues en 1986 serían fichados por Warner. Sin embargo, no podían quedarse con la espina de recordar viejas tonadas e incluyeron en su trabajo "Watcha Drinkin", su tema más hardcore, con referencia directa al embrutecimiento etílico, no pensar y beber, como le gustó en algún tiempo a Bob Mould. La rapidez de otrora se pasea por un momento en el Lado B del vinilo.
Y si la apertura era un manifiesto de estruendo para despertar, el cierre es un cataclismo de estridencias, despiadado y destructor, "Plans I Make" es anarquía sonora en toda su extensión, sin pies ni cabeza, un vómito de cacofonías para ambientar destrucciones masivas, eructo de caos que estalla poniendo en ridículo los cierres de The Who, haciendo antesala ochentera a los feedbacks puercos del grunge, y destrozando cuanto oído se atraviese, no se alcanza a saber si lo que suena es hardcore, punk, o noise esquizofrénico. Eso si, es una redención con el antiguo 'hardcorero' que necesita unas cuantas palizas comunales entretanto escucha el corte, apenas para unos hematomas cortesía de la violencia final de Hüsker Dü.
Para llevarse una idea consecuente del trabajo en equipo del trío, solo hay que hacer referencia visual a su logo oficial, tres líneas horizontales paralelas que son talentos individuales, unidas por una vertical que conecta sus dotes y los convierte en un solo sonido. Para 1986 el grupo ya estaría contando con los 'servicios' de Warner como sello disquero, pero eso ya es otra historia que cuenta el paso definitivo a rock alternativo y la exclusión de sus originales tonos hardcore, vendrían más joyas sonoras para los amantes del género y una fuerte confrontación entre Mould y Hart. Pero, independiente de su posterior historia, queda en claro que el verdadero eslabón entre la rudeza del hardcore y la transición a las melodías con el alternativo se plasmó en este New Day Rising, colaborador esencial en el futuro desarrollo del rock de los 90s.
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Compadre, un gusto haberle conocido, que se repita.
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