12 oct 2009

UN UNIVERSO DEPECHE



Muchas almas en desamparo durante años esperaron esa fecha especial para extasiar su gusto con un concierto que les diera campo abierto a escuchar todos los Sonidos del Universo, en especial los provenientes de Essex en el lejano Reino Unido. El alargado gusano de cuerpos hacía formación que rodeaba por varios flancos un parque expectante en pleno ombligo de la capital colombiana entre logotipos, chaquetas, merchandising y líricas de precalentamiento para amenizar el preámbulo de lo que iba a ser el recibimiento de los ya legendarios Depeche Mode en su gira Sounds of The Universe con motivo del lanzamiento de su último hijo musical.

Lluvia de tarde, ansia de crepúsculo, fila de vértigo palpitante, acceso moderado de corazón acelerado que aguarda por explotar en su respectiva localidad. La noche se despierta para gusto de los amantes lunáticos del sonido oscuro pero confortable, y para muchos que sometieron sus cuerpos a sesiones de larga espera, al fin pueden entrever un halo de luz con las primeras descargas del escenario, bajo la responsabilidad de los poco conocidos en Colombia Angele Phase, un line-up que rinde homenaje al new wave ochentero con ciertas evocaciones a Buggles y con un marcado sonsonete al formato de Ladytron, con la diferencia de un par de vocales repartidos en cargas iguales por hombre-mujer, ellos son Pete Salmang y Mónica Pardo en el ejercicio de telonear, labor bastante difícil ante el compromiso de enaltecer el producto local y satisfacer un público que no los conoce, pues su difusión ante medios locales es casi nula. Con sonidos primarios en la línea de bajos, guitarras y synths, haciendo efectivo un retro no muy pretencioso y unas voces más bien parsimoniosas y con intenciones un poco oscuras, su corta presentación dio a conocer temas como su primer single"The Butterfly", "Break", o "Be my guard". A veces evocaban un Blondie con ejemplos como "Kiss me", con entradas de guitarras juguetonas y synths de videojuego entretanto Mónica suavizaba su tono introvertido para dar un poco de alegría a su new wave . Un ejercicio de apertura que puede ser el inicio del reconocimiento de la banda dentro de la escena local.


Un universo en un parque. Un sonido en un núcleo. Una plaza agitada por la inquietud. La emblemática esfera que representa su gira se posa sobre el escenario para iluminar con sus símbolos toda la plaza de eventos. El inicio es potente y abre con "In Chains", una impecable voz de Dave Gahan que engaña al paso del tiempo y muestra su estado intacto, los teclados se apoderan de las cabinas de sonido y resuelven hechizar al masivo asistente, que de por si mucho antes ya estaba 'encadenado' a su música, mientras una gigantesca pantalla de fondo recrea los estados de reloj biológico del ser humano con el paso inclemente del tiempo de niño a anciano, en una propuesta visual atrayente y como soporte vital para el show. Prosigue la enérgica e imperiosa "Wrong", el vocal líder se despacha en salvajes pero elegantes líricas que nos hablan sobre el camino equivocado, una cadencia bravía que pone a temblar los suelos disparejos del parque Simón Bolívar, entretanto las luces juegan en persecución buscando a los personajes en tarima, en especial a un elegantísimo David Gahan impregnado en atuendo de color noche . La tripleta dedicada por completo a la parte promocional de su Sounds of the Universe finaliza con "Hole to Feed", donde la guitarra asoma un poco más sus cuerdas y la vibración se sitúa en algunos pasajes sesenteros (como una especie de "House of the rising sun") pero con todo el carácter electrónico que le imprime Depeche Mode y los teclados y secuencias de poderío oscuro del señor Fletcher.

Hay paso para comenzar a revolver nostalgias y corear hasta la disfonía, el primer ejemplo es el alternativo y en esencia muy rockero "Walking in my Shoes" donde la gente de desprende en el recordéris lírico con 'You' ll stumble in my footsteps Keep the same appointments I kept'. Los platos noventeros de aquella inusitada fuerza durante el show se complementan con la intimidad fatal que ya le hace flirteos al trip hop en "In your room"; el siempre sensual y provocador "I feel you", guitarra que desnuda y voz que declara abiertamente el amanecer de un amor; y la sofisticada intervención de "It's no Good" con la conocida introducción que nos llama a recordar la época del discreto pero no menos bien hecho Ultra, en el cual la concurrencia se mezclaba entre los sintetizadores con todo el vigor que pudieran ofrecer sus cuerdas vocales y Dave Gahan suelta unos tonos altos en su grave timbre. La etapa de acogimiento con el rock se marcó mucho en los 90s, durante este concierto se nota más la inclinación a las prioridades synth y algunas texturas electrónicas que prolongan su tratamiento dark, esta vez la guitarra de Martin Gore habla sin gritar, en moderadas dosis de veneno de cuerdas, y Andy Fletcher es el teclado que convoca a la fortaleza y el empuje, el responsable esta vez del estruendo de los sonidos del universo.

Foto: Viviana Vargas

Pocos compositores de la calidad de Martin Gore desfilan y se sostienen en la escena de la música, su sentido de la creatividad y talento son innegables, y es quien pone el sello personal a la magia de aquel confort oscuro llamado Depeche Mode. La cuota sensible de Gore inicia con la refinada versión de "Jezebel" de teclados hipnóticos y voz afinada; continúa con su intimista y lacrimosa "Home", hombre y piano listos en una interpretación minimal para remover todas las fibras y llamar al estado de shock maravilloso promovido por una melodía hermosa y sublime, uno de los momentos más conmovedores de la velada; canciones más adelante regresa con esa nostalgia bella de 1984 "Somebody", la evocación al amor ideal, el simple llamado a la compañía que brinde un poco de calor a la solitaria lentejuela estelar de este talentoso guitarrista, que, en composiciones sin muchas armonías entre instrumentos, y tonalidades minimales en vivo, logra captar una atmósfera total de belleza y calidez en medio de tanta solemnidad y momentos de oscuridad vibrante. Bonitos pasajes los del rubio idílico, mago Depeche.

Para los veteranos escuchas del grupo durante los ochentas también hubo canciones para que se retorcieran de placer y devolvieran vitalidad a las rodillas desgastadas por el sedentarismo de los treinta (o cuarenta) : "A question of Time" fue el primer bombazo directamente importado desde 1986 con Dave tan entero cantando y girando sobre su eje como en sus primeras épocas y las texturas industriales casi intactas, solo con un par de arreglos adicionales para brindarlo de forma más accesible a las nuevas generaciones; "Fly on the Windscreen", especial para seguidores ochenteros fieles, pues no es un tema de referencia directa pero consigue recrear perfectamente el trabajo de la banda a mediados de esta década, disparos de teclado contundente y la cercanía marcada al industrial; "Never Let me Down Again", tal vez la más rockera del set list ochentero sin necesidad de guitarra agitada, es la simple cadencia que nos transporta a ese rebelde tono y a una voz sin prejuicios de Gahan, es la canción que lleva al primer receso, corto, de los Depeche. Su primer regreso sigue trayendo buenas memorias: aparte de la ya mencionada "Somebody", truenan los teclados de confort oscuro con "Stripped" y finalizan el lapso con los acordes road movie de "Behind the wheel", clásico del 87 que estremece a veteranos y a novatos, que confirma la perfección de su música expuesta en tarima.


Foto: "Fiona"

La pantalla descomunal que atavía el escenario emprende viajes visuales entre cuervos melancólicos, rojos estallados de VJ eufórico, universos de sparkies que rebotan y crean big bangs, réplicas caleidoscópicas de los integrantes del grupo que flamean en imágenes muy calientes, y particiones de pantalla que crean clímax de muchedumbre que es atropellada de forma providencial con luces que salen de la nada para cubrir el todo de un Universo en un parque.

Dentro de la etapa 2000 de la banda no se incluyó ningún tema del Exciter y apenas sonó una versión muy serena del "Precious" de Playing the Angel, pero era algo previsible, pues el protagonista a mostrar era su última producción que ocupó protagonismo en la primera parte de la presentación, y a mitad de concierto pusieron a trabajar al dimmer y a todos los encargados de las luces con "Miles Away/The truth is", con una interesante descarga de blancos rebotando hacia el público y un coro en éxtasis de intervención Gahan-Gore, en uno de los pocos temas de este último trabajo que sustenta su relación con el rock. Curiosamente, su sencillo "Peace" pacíficamente hizo silencio y fue cuota ausente del playlist.

Foto: Miller Black


Los momentos sísmicos más evidentes dentro de la plaza se hicieron notar con sus temas más reconocidos, los de la etapa Violator del 90, donde el equilibrio entre las texturas electrónicas y los acordes rockanroleros hicieron un pacto hasta la muerte y cautivaron a medio planeta; el primer sencillo en salir a la luz del parque fue "Policy of Truth", con una distinguida intervención instrumental en este juego de equilibrios mientras rebotaban las pelotas sparkies en la pantalla acompañante, y Gahan con desenfado sensual clamaba 'Never again is what you swore
The time before'; minutos más adelante uno de los himnos de los 90 con el perfecto disfrute de un mutismo que se hace música, "Enjoy the silence" es la espera de mucho tiempo compensada en melodía en vivo, casi 20 años de paciente escucha radial para poder tener a voz e instrumentos de Depeche Mode en todo su esplendor en tarima, ambientados por una pantalla que muestra tres astronautas silentes (los tres miembros del grupo) con un gran angular en la mitad que sencillamente prefieren dejar al público para que se desfogue en gargantas cantoras, después de la mitad de la canción Gore le da paso a una guitarra muy funky y el baile no se hace esperar, la euforia es infinita y muchos de los asistentes aceptan su muerte próxima porque ya saben que han saldado cuentas con la vida después de escuchar semejante espectáculo armónico; y eso que todavía no había llegado la sacudida apocalíptica que causó "Personal Jesus", su hit reconocido en bares, almacenes, busetas y hasta fiestas de 'prom': Los zapatos se desprendieron del suelo tal como las siluetas de la pantalla que alzaban vuelo y levitaban en medio del paroxismo mientras una mujer de contorno non sancto parecía no hacerle mucho caso a Jesús y Dave elevaba sus brazos hasta alcanzar la grandeza, y Martin mantenía un coito rockanrolero con su guitarra, y Andrew reventaba sus secuenciadores hasta el éxtasis, y la gente deliraba en un canto que no parecía tener fin dando gracias a los espermas de su padre por haberlos creado y a los beneficios de su bolsillo por haberlos entrado al show, algo que después de ver, no tiene precio, el valor incalculable de un recuerdo de esta clase no tiene límites.

Foto: Viviana Vargas

El final del concierto curiosamente no se hizo con algún tema fuerte, los Depeche prefirieron cerrar el telón con otra magistral pieza del Violator, pero en un tono más íntimo y en dueto Gahan-Gore, "Waiting for the Night" es la redención y el boleto para el sosiego después de la histeria colectiva, pues ellos nos confirman que la noche es la única salvadora de la inhóspita realidad y que este tipo de memorias solo se pueden crear bajo el refugio lunar, en un maravilloso cielo oscuro que dejó caer la noche 10 del mes 10 en un espacio perfectamente ensamblado para los amantes de los Sonidos del Universo. Del Universo Depeche Mode.

3 comentarios:

  1. Tonces!

    Bonita la crónica. Y es que el concierto fué de lo más bonito. Menos mal hubo parche para gozarlo mejor. Eso sí, un concierto de estos va a quedar difícil que se repita.

    Un saludo desde la clandestinidad, parcero.

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  2. Hey, me gusta tu redacción, aquí en Perú las canciones fueron las mismas, así que los dos sabemos que fueron muy emocionantes.
    También filmé algo con el celular y unas cuantas fotos, ya los pondré en mi Blog!! :D

    Muchos saludos!!!

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