La tragedia no evita el éxito. Suena paradójico, pero el ejemplo perfecto para desmentir una crisis en cadena es la aciaga fecha de septiembre 11 de 2001. Las Torres Gemelas se desbarataban a causa de la oscura fuerza terrorista, pero el mismo día fueron lanzados dos trabajos disímiles en género, pero perdurables en reconocimiento, Love and Theft de Bob Dylan y The Blueprint de Jay-Z. Este último, con la consecuencia afortunada de más de 400.000 copias vendidas en su primera semana y con todas las estrellas puestas en reviews de distintos medios y fuentes especializadas. Tanto, que hoy es considerado un álbum 'clásico'. Pero, ¿Cuál es la magia que tiene Hovito para hacerse a respetable fama en medio de los escombros y el llanto?
The Blueprint no es un manifiesto político. No es una placa idealista y esperanzadora. No está lleno de colaboraciones vocales y aderezos extraños (aunque la participación de Eminem es muy acertada). Y no está entintado de sangre pandillera ni se empalaga de autos lujosos y féminas de boobs prominentes. Lo extraño es que se encuentra en la mitad del circuito underground y el mainstream, una especie de eslabón perdido que rescata lo más duro de las vivencias en Brooklyn sin ser demasiado crudo, y que exhibe los beneficios de la fama sin mayor exageración -aunque por momentos, Jay se torna un poco superlativo en su ego-. El equilibrio de clase en la lírica, los compañeros que entintaron la producción del disco y el acertado uso de samples fueron claves para el conjunto de canciones que hasta hoy sigue siendo aclamado por el público.
Los nombres clave que iluminan la placa vienen directamente de la producción. Kanye West, Timbaland, Bink, Just Blaze y hasta el mismo Eminem son personajes que le dan cuerpo a las canciones y le ofrecen un tono compacto al recorrido por esta impresión discográfica. Una elaborada selección de samples, mas el peculiar estilo de Jay para componer rimas crearon una marca imborrable para los anaqueles del hip hop. El neoyorquino lo había logrado, engrosando su billetera, su reconocimiento y especialmente, su ego.
UN DECLARADO REDENTOR
Inicia entonces un recorrido por una enconada lucha contra sus detractores y un progresivo dibujo narcicista que llega a convertir a Jay en una especie de dios humano que contiene lo mejor de Sinatra, Magic Johnson y otros tantos mortales célebres, apenas superado en la cúspide por su fallecido amigo y rapero Notorious B.I.G. Y es que el ego es el alimento del fraseo. "Hola Hovito" es su autoproclamación como el Jehová, señor y redentor del género, 'If ain't better than B.I.G., I'm the closest One' dice en una de sus rimas. Su primer single "Izzo (H.O.V.A.)" confirma con esas iniciales su delirio de Profeta y dios. Con un simpático sample de "I want you back" de Jackson 5, la canción de ritmo amable logró el puesto 8 en listas Billboard y se dedica a recrear breves instancias de su época de dealer, a proclamarse como el mejor, y a pelear contra la industria. La pelea es otra de sus preferencias líricas.
Don Shawn Carter pelea a capa, espada y lengua en sus rimas. Ataca frontalmente a sus detractores sin pudor, y el manejo de su arma vocal es uno de los atractivos para sus seguidores. ¿Qué defiende? Primero, su mérito como MC, su gremio genético y justifica algunos actos del pasado. Los golpes van y vienen en muchos de sus temas. Es soberbio y sensual en "Jigga that Nigga", su tercer single del LP y no escatima en alardear de su condición vendedora. Se levanta y encara en "Heart of the City (Ain't no love)", 'Niggas pray and pray on my downfall/ But everytime I hit the ground I bounce up like roundball'. Pero el aire de contienda más célebre lo ostenta la enorme pieza "Takeover" un desafío abierto a su archirival de entonces Nas y su diss song (canción de insulto) más efectiva, apoyada por el poderoso sample de "Five to One" de The Doors. 'Nigga switch up your flow, your shit is garbage/ What you trying to kick knowledge? Get the fuck outta here', o 'You made it a hot line, I made it a hot song'. A la hora de los enfrentamientos, hay que reconocerle a Jay-Z maestría oral.
'You made a hot line, I made a hot song'. Jay-Z Vs. Nas |
ALTIVEZ NEGRA
Ante todo, el orgullo. Una especie de black power más insolente y menos político que el expuesto por Public Enemy en las postrimerías de los 80s. Jay Z a la defensiva promoviendo el poder en una especie de altanería digna. "The Ruler's back" con sample épico de tonos soul sostiene su idea de orgullo negro. Con todo y sus antecedentes de dealer en las calles de New York, Carter se reconoce y se encarga de imprimirle rima a la tragedia callejera en "U don't know" de forma muy aguda, 'There's some much coke that you could run the slalom/ And cops combs the shit top to bottom'. Y la defensa de su círculo continúa, esta vez en un pasaje musical sobresaliente, el "Renegade" acompañado de Eminem, donde a dúo se encargan de hablar sin miedo en una pista oscura, de una barricada verbal que protege sus derechos líricos, 'Say that I'm foolish I only talk about jewels/Bling Bling/ Do you fools Listen to music or Do you just skim Through it?'. Si de algo pueden hacer alarde este par de MCs, es de su forma de atacar y defender.
La línea melódica está sustentada especialmente por la influencia del soul. El álbum mantiene una cadencia reposada con samples de voces negras, rescatando aromas Motown y apasionadas sonoridades que solo pueden ostentar los afro. Nombres como Jackie Moore, Bobby Blue Bland o David Ruffin son clásicos que refuerzan con éxito las pistas del álbum. Es precisamente la voz de Ruffin, el famoso cantante de los Temptations que le da ese aire nostálgico a "Never Change", donde Jay evoca su duro pasado y reflexiona sobre su presente dejando de lado su gigante ego para reconciliarse con el infortunio. La voz de Natalie Cole es sampleada en "All I Need" en una canción rica a nivel melódico, con percusiones orgánicas y sabor a soul, donde Jay una vez más se hace intocable y habla de sus únicas necesidades para seguir siendo el dios del rap: sus amigos, sus rimas de afrenta, un par de caprichos materiales, y obviamente, mujeres.
EL CONTINENTE DE LA LÍBIDO
La zona dedicada a las mujeres se divide en dos pasajes. El primero es el lascivo y juguetón, ostentoso y erótico, su exitoso segundo single "Girls girls girls" (#17 en Billboard), donde el MC cumple todas sus fantasías con féminas de toda raza y condición social, un continente de líbido a merced de Hovito. El segundo pasaje es desencantado y triste, la rap ballad "Song Cry" de tono nostálgico y con mucho sabor soul, donde reconoce que después de la lujuria viene la infidelidad y el exceso que en consecuencia le traerá el rompimiento con su pareja. Último single de este trabajo en el que al fin Jay Z se arrepiente de algo, 'Hey say you can't turn a bad girl good/ But once a good girl's goin bad, she's gone forever/ I'll mourn forever/ Shit I gotta live with the fact I did you wrong forever'.
El cierre de esta exitosa placa es una serie de agradecimientos líricos condensados en un R&B íntimo con "Blueprint (Momma loves me)", menciones a personas especiales en su camino. Jay Z debe agradecer a sus productores, a las voces de sus samples, a su propia experiencia personal, y a sí mismo por su capacidad para componer versos agudos y punzantes. The Blueprint ha llegado lejos por su sagacidad lírica y por darle un tratamiento especial a las pistas musicales, recuperando el espacio del soul al servicio del hip hop, por su limpia producción y por no tomar partido de la gran corriente ni de la protestante clandestinidad. En la mitad entre la gloria comercial y el respeto crítico, reposa un trabajo megalomaníaco que tiene méritos propios pero ostenta una enorme mancha de narcicismo. Lo puede afirmar el mismo Jay Z con su rima arrogante pero contundente, 'I sell ice in the winter, I sell fire in hell / I am a hustler baby, I'll sell water to a well'.