Entre rojos y naranjas en paredes y luces, aquella coloración nocturna abría paso para un ritmo más bien verde: La noche del reggae se une al proyecto Avenida Ciudad Rock que complementa los tres días de euforia del festival Rock al Parque con dos representantes reconocidos en el círculo del ritmo de ofrenda a Jah Rastafari, Sista Rastalina con su banda y el Dub Killer Combo, los dos muy diferentes pero muy parecidos, esos hermanos que comparten casa pero no invaden cuartos, y que se reúnen en la fiesta ofreciendo sus propuestas desde su perspectiva musical, bifurcada hacia vertientes distintas.
Chapinero es la localidad que acoge con mucho frío en la calle pero con el aire sofocante de un lugar pequeño pero igualmente atractivo como Natural Flow, que se funde en su ambiente principal bajo los designios de los teclados, algunos vientos, otros scratches, y especialmente las voces reggae que se consagran al mensaje pacífico, al llamado amoroso y a la protesta vocal sin la intervención del puño, solo de la sabia palabra. Los ánimos van creciendo al ritmo de las horas y la medianoche rompe en el parto de un nuevo día de julio para invocar las cuerdas vocales en escenario, que lograrán imponer su ritmo en la diminuta tarima del sábado.
Un line-up conformado por el ensamble básico en ritmos reggae donde bajo, teclado, guitarra y batería son los primarios, y los aderezos los brindan una corista femenina y un saxo que inclina la cadencia hacia el rock-steady. Son los elementos que hacen el cuerpo sonoro que propone Sista Rastalina, una mujer que lleva tiempo de conocer los aires y las texturas de este ritmo afro desde sus épocas con una de las bandas femeninas pioneras en el país, Inity, y que con el paso de los años ha ido madurando su propuesta hasta darle el matiz deseado e iniciar el afianzamiento de la movida reggae de las mujeres en Colombia .
No es muy compleja la puesta en escena, la sencillez y la cordialidad son las vértebras principales del uso del escenario, la voz nítida de Catalina Vargas -nombre de pila de Rastalina- se sumerge tranquilamente entre el wah wah de la guitarra, algunos pasajes funky del bajo y los soplos caribeños del saxo, y sus tonos pueden fácilmente colarse entre melodías pop o exigirse hacia las intensidades del soul. De forma relajada, con un manejo sereno y lineal de sus fraseos, y haciendo siempre el llamado a Jah, esta Sista fraterniza con el público sin mayor problema, sintonizando la armonía sin algarabía ni lluvia de aplausos, pero con la cualidad de hacer entrar en atmósfera a todos los escuchas.
Un disco en el mercado llamado Redención es el protagonista del repertorio en vivo, y logran desfilar por allí con suavidad feliz "Conquerin Lion" y "Sin Ti", o con un poco más de intensidad "Fuego Babylon"y uno de sus más prendidos y sociales, "El Poder", en menos de una hora de presentación que bastó para divulgar su palabra reggae en aquel hacinamiento de almas que gozaron sin aspavientos el flow llevadero y reposado de una Sista Rastalina que, envuelta en su sudadera verde dejaba asomar el color sonoro de la noche, puro Jamaica transmutado en Chapinero.
Después del sosegado espacio femenino de apertura, viene el plato fuerte de la noche con digestión auditiva explosiva y el Dub Killer Combo, un conjunto de corrientes que ponen a desfilar juntos al dance hall, drum & bass, ragga muffin y obviamente al reggae, de la mano de la creatividad compositiva de Manu 'El alguacil', líder discreto de esta 'orquesta' afromestiza que se ha sabido desenvolver en la modernidad y ha logrado un sonido muy original, fresco, intenso y bailable. El Dub Killer llega para castigar los parlantes del Natural Flow a punta de sabor y energía.
Todos son uno solo, pero cada uno aporta su cuota de hechizo musical: el canto lírico y la guitarra con 'El alguacil' y las combinaciones de ragga en las voces de Ras Jahonnan y Binghi -quienes tienen grupos aparte del Dub Killer, Natural Selection y Voodoo Souljahs-, la percusión y el misticismo de Ras Piña que impone toda la filosofía reggae en el asunto, y el respaldo rítmico en bajo, batería y los oportunos scratches del DJ Iandi Riddim que calientan la rítmica. Lo curioso del asunto es que no contaban en su nómina de la noche con tres elementos importantes en su line-up, DJ Santo, el rapero Al.Roc y el baterista El Duque, sin embargo los Killer no desentonaron para nada y sus relevos hicieron bien la tarea. Pura candela.
En su mayoría, el llamado al salto y a la exaltación son los ingredientes del Combo para mantener despierto y atento a su público, la dinamita que imponen las gargantas ragga muffin de Binghi y Ras Jahonnan son constantes y aquel traqueteo de la batería de estilo drum & bass es imponente mientras la gente se retuerce en euforia colectiva; solo hay que escuchar su ya clásico "Huye", el siempre brincable "Balística" o el dinámico "One Love". Y algunos momentos de más consonancia mística gracias a aquellos paréntesis tan interesantes que ofrecen las intervenciones vocales de Ras Pina y los dub que igualmente envuelven el ambiente. O la soltura más cercana al dancehall con el tremendo "Dancehall Killas" o al flow latino con "Quiero amanecer".
Un calor de infierno paradisíaco, un escenario en el que no es suficiente soportar tanta energía y se derrite ante semejante potencia, un público que se asfixia de modo placentero en el incandescente suelo subterráneo de la disco del sábado, y los arrestos físicos que exhuman sus últimos cartuchos con el toque final del Dub Killer Combo y su arenga de "Todo va a estar mejor", confirman que la noche accidentada de un sexto día en alguna semana de julio se justifica para adentrarse en una aventura afro que convierte un proscenio diminuto en una congregación de muchas almas que se entregan a la inevitable seducción que producen las esencias rítmicas del reggae y sus vertientes. El mérito para Jah y su simiente. Y la consigna es continuar con la frase de cierre del Combo durante el toque 'Fuera de control, pero mañana todo va a estar mejor'.
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