7 jun 2010

THE SMASHING PUMPKINS- MELLON COLLIE AND THE INFINITE SADNESS


Los jóvenes de todas las épocas siempre buscan expeler todas sus frustraciones, desbocarse en declaraciones que hablan sobre sus expectativas y sus miedos y valerse de alguna función artística para que el mundo lo sepa. Sin excepción desde mitades del siglo XX, a través de concepciones pictóricas, cinematográficas o musicales, las emociones de la juventud son plasmadas en retratos muy brillantes o muy mediocres de su existencia. Y la melancolía e infinita tristeza combinada con rabia impositiva noventera del grunge es un reflejo más de esta expresión tan necesaria en el hombre para que sea escuchado.

Toda la pataleta melancólica con aires de osadía proviene de un Billy Corgan norteamericano encerrado en profundos deseos nihilistas que, a través de la música, logró poner en evidencia el inconformismo de muchos jóvenes como él que apoyaban la incertidumbre del estado de sus cosas en aquel momento. No sólo en Chicago se vive esa tristeza.

CUATRO TRISTES CALABAZAS

Y es que eso venía desde los mismos comienzos de los 90s, solo hay que recordar su primer single "Tristessa", y algunos lloriqueos rabiosos del Siamese Dream, trabajo de los Smashing Pumpkins, representantes fuertes del final de la era grunge, que bajo el mando de Billy lograron establecer un conjunto que se refugiara en una especie de manifiesto existencial de 28 canciones que dieron vida a su trabajo más reconocido, Mellon Collie and The Infinite Sadness.

Las Calabazas listas para el éxito

A pesar de una desmedida adicción de tenerlo todo bajo su control y mando, Billy Corgan, después de asfixiar a su tropa con su megalomanía workaholic esta vez bajó la guardia y cedió momentos creativos al resto de su banda, el guitarrista James Iha, la bajista D'arcy Wretzky y el controvertido baterista Jimmy Chamberlin. Al unísono aplastaron calabazas y crearon ruidos monumentales de aire épico con la grabación de este trabajo en 1995, repartiendo el trabajo de almacenar las canciones entre los ensayos en garajes y el estudio profesional, todo bajo supervisión de dos productores, Flood y Alan Moulder, grandes contribuyentes de la causa melancólica.

Y eso que el ambiente se encontraba en tensión alta con un panorama poco alentador en el interior de la banda, Iha y Wretzky recién separaban cobijas luego de su relación sentimental, Chamberlin estaba colinchado con las jeringas y las botellas y Corgan sufría depresiones continuas y estados de ánimo muy variables, que lo llevaron a adoptar un nuevo look con su calva prominente y su emblemático buzo negro con la palabra Zero en el frente. Más nihilista hacia dónde.


LA CÓLERA DULCE DEL MELLON COLLIE

Octubre fue el mes señalado para el lanzamiento de un álbum doble, que sin esperarlo fue uno de los más exitosos de la década con 16 millones de copias vendidas largo y ancho del orbe, nominaciones múltiples a Grammy -con un solo premio, mejor performance hard rock con "Bullet with Butterfly wings"- y el aval de toda la crítica que se desparramaba en elogios mientras la gente se dedicaba a comprar el trabajo. Al fin el éxito global tocaba las puertas del mundo triste y complejo de Billy, superando las explosiones comerciales que dejaron antecesores como Nirvana o Pearl Jam.

Uno de varios premios en 1996

Pero el Mellon Collie no es un trabajo ligado directamente al grunge, el asunto musical es mucho más evolucionado y parte de dar apertura a distintos sonidos que pueden provenir de otras corrientes como el pop, algo de folk, el metal y hasta las orquestaciones. Variado y rico en muchos de sus temas, el álbum pasa de una tristeza sin reversa a una furia sin piedad, de la guitarra en una sola toma hasta overdubs de grabación con setenta tomas, de la voz dulce, muy lullaby de Corgan a sus momentos más coléricos, y de un Cd a otro, que con una repartición de a catorce temas busca un trabajo conceptual que no va en orden cronológico, y que propone la desazón y la esperanza en simultánea, con una dominancia de la incertidumbre emocional durante casi todo el álbum.

LA FRÁGIL RABIA

Aquel estado de impotencia rabiosa se refleja desde su primer sencillo "Bullet with Butterfly Wings"en el que Billy, aún con pelo encima, se pone su Zero en el pecho y sostiene su discurso en su eterna situación de fragilidad agobiante: 'Despite all my rage I am just a rat in a cage', frase que resume la idea de gran porcentaje del disco, donde esa opresión voluntaria se manifiesta con cada frase herida de sus líricas. Fue la última aparición de Corgan con compañía capilar en un videoclip de corte oscuro dirigido por Samuel Bayer, que se ubica en una mina con la banda en el centro y muchos de los personajes sufren frágiles bajo la aparente máscara de una profesión ruda y de mucha fuerza, los mineros encerrados en la jaula de tierra, que de algún modo también sufren los rigores existenciales de Corgan.



Y no es el único ejemplo de realidad furiosa: "Jellybelly" con sus guitarras casi metaleras es un aneurisma musical sucio donde la esperanza es tragada por la Bestia y no queda nada; en tonos de garaje muy alternativo "Here is no Why" reniega sobre una juventud vacía y sin propósitos; el genial destrozo musical que suscita ese bullicio furibundo de "Fuck you (an ode to no one)" que en posición de ataque destruye cualquier visión romántica de la vida; y se encuentra aquel vacío poético de su último tema sonado en USA, "Muzzle", que una vez más insiste en el tema del insignificante sentido de la existencia en el universo, una postura juvenil con la que muchos jóvenes del momento llegaron a identificarse.


LA MELANCOLÍA QUE DA FAMA

Enero de 1996 es el momento que encumbra a los Smashing Pumpkins: El lanzamiento de "1979", su segundo single, es el referente directo para comprobar que los chicos de las Calabazas estaban alejados del concepto grunge y era hora de replantear el sonido. Con el uso de samples, los beneficios de la tecnología y las iniciativas de Corgan y Flood en la producción, el último de los 56 temas propuestos para el álbum tuvo un cupo de salvación como colero, y curiosamente terminó siendo la canción más exitosa del grupo con números Uno rondando en listas, casilla 12 en Billboard, ventas muy beneficiosas para el grupo y un ejercicio de darle cabida al pop sin lastimar su propuesta original. Aquí Billy se remite a la nostalgia con su nuevo look de cabeza pelada en un video dirigido por Jonathan Dayton y Valerie Faris que muestra las incidencias de un grupo de muchachos que saben que no hay etapa más aburrida que la adolescencia y por lo tanto deben refugiarse en el placer de romper las reglas para no caer en el tedio y el vacío absoluto, algo que seguramente vivió el vocalista, y que recuerda sin cariño y sin agitación, más bien como un lamento.

Portada del single 1979

Y es que la melancolía tiene que hacer parte vital de este trabajo doble, pues si uno escucha el Intro, titulado como el álbum, damos pie a una tristeza inmediata con una tonada de piano realmente hermosa que despista al incauto y hace creer que el trabajo es puro soft rock; y los tempos pausados se acentúan en "To Forgive" con puro nihilismo de tragedia lenta donde el futuro no existe y los ánimos son gélidos pero la musicalidad es magnífica; los arpegios limpios de la guitarra lo confirman en "Stumbleine", que a pesar de su dulzura revelan un estado de veleta sin oriente, de juventud desesperanzada, de unos sueños que se pierden en un océano condescendiente que ahoga miles de penas juveniles.

UN ZERO A LA DERECHA

Pero su esencia grunge no podía dejarse de lado y su siguiente golpe en sencillos es un verdadero chirrido maravilloso, "Zero", la palabra himno de su gira posterior al lanzamiento de su disco, es protagonista en este ordenado berrido de guitarra manipulada tecnológicamente y que Billy llegó a llamar 'cybermetal' sin dejar de tener esos tonos grunge. Un video estéticamente provocador dirigido por Yelena Yamchuk, la novia ucraniana de Corgan en aquel entonces, con una fiesta elegante de estilo romano donde los Smashing son el grupo invitado y los asistentes se deleitan de forma morbosa y un tanto macabra y las miradas de los Pumpkins son intimidantes. Mientras todos se contagian del depravado y bien logrado momento musical, Corgan se desahoga en su distorsión vocal con analogías como 'Emptiness is Loneliness, and loneliness is cleanliness and clealiness is godliness, and God is empty just like me'.



La inconformidad y el enorme sinsabor de juventud no paran: "Where boys Fear to tread" abre el CD dos, es oscuro y hostil, trágico y asesino de amor, pura agresión bien fabricada; "Bodies" mantiene esa postura infernal (que en algún momento se vería con pasajes del álbum Machina) y es aquella fuerza detractora del amor, solo hay que escuchar la frase 'love is suicide', que tanto repite don Billy; "Tales of a Scorched earth" sigue despedazando recintos con potencia más metalera y en medio de su voltaje apocalíptico anuncia el caos emocional, 'because beyond my hopes there are no feelings'; y en una de esas grandes piezas de cabeceo desmandado y con un buen manejo entre momentos iracundos y otros más lentos, "X.Y.U." son siete minutos de una chica demente que quiere acabar con el universo y que llama al dolor, 'I hurt where I can't feel, I feel where I can't hurt". Pura potencia asesina o pura asesina en potencia, lo cierto es que estos temas pueden despertar todo el animalismo para el pogo y son aptos para el desmadre en vivo.

IDILIOS NOCTURNOS

El tercer single del trabajo es un experimento triunfal que construyó Billy Corgan junto a la Orquesta Sinfónica de Chicago, con impecables acuerdos de cuerdas y la creación de un híbrido orquestal pop rock que caló bien entre la audiencia y que marcó pauta de variedad musical en el doble álbum. "Tonight Tonight" impresiona por varios factores: Evidentemente el musical, con grandes juegos de redobles, cuerdas muy bien afinadas y limpieza en la ejecución orquestal; en el lírico, donde al fin Billy le da una licencia al optimismo y se redime de culpas para finalmente entregarse a su amada y culpar a la noche como su benefactora; y en el video, de muy buena factura, laureado, premiado y apreciado por propios y ajenos, con una referencia directa al Viaje a la Luna de Georges Melies, técnicas de cine mudo, telones y vestuarios acertados para recrear, y el ingenio de los mismos directores de "1979", Dayton y Faris listos para el aire fantasioso de comienzos del siglo XX donde un Zeppelin llega a la luna, donde los paraguas son armas que eliminan marcianos, donde Corgan, Iha, D'arcy y Chamberlin se visten a la moda antigua y se suben a las nubes para tocar el sabor de la gloria que les ofrecía su momento más virtuoso.



Los momentos idílicos son la contraparte a ese fatalismo triste de otras canciones, y aquellas atmósferas revitalizan un poco el espíritu del álbum en zonas de respiración musical con arreglos y trucos de producción. "Cupid de Locke" es un ensoñador tema repleto de arpegios y voces dulces, puro soundtrack angelical que se da un permiso para hablar de las diabluras de Cupido; "Galapogos" mantiene la misma suavidad, esta vez con el apoyo percutor de Chamberlin, y hace referencia musical a tiempos de canciones suyas como "Disarm", el amor esta vez es tema central no como un sinsabor sino como una oportunidad; "The Arms of Sleep" es un precioso coqueteo con el folk, en guitarras acústicas que sucumben al delirio del amor y a dejarse llevar por el pálpito que implora por Vida, una vez más patrocinados por la noche; "Beautiful", en tonos bastante pop y con uso de loops tiene coros de D'arcy y por momentos parece ronda infantil que se remite a verlo todo bonito; "By starlight", casi cerrando el álbum es una canción crepuscular en todo el sentido de la palabra que se esconde lentamente con el sol mientras aquel joven repleto de frustraciones y cuestionamientos llena sus vacíos con puro amor estelar.


INFINITA TRISTEZA

La tragedia que vivían las líricas de Corgan nunca se hizo realidad a través de su filosofía nihilista un tanto suicida, sino a través del exceso. En plena gira Mellon Collie and the Infinite Sadness Tour para el mes de julio del 96, las parrandas post-concierto del baterista Jimmy Chamberlin y el teclista de apoyo Jonathan Melvoin eran de tal voltaje que finalmente quemaron y fundieron las neuronas del músico de sesión en una sobredosis que combinó heroína y alcohol, y que produjo el deceso de Melvoin y la expulsión del grupo de Chamberlin -además de un arresto por posesión de drogas-, un fuerte golpe para la continuidad del tour y la actitud para seguir grabando material. Como reemplazo y sin mucho bombo llegaría Matt Walker. Las Calabazas fueron Aplastadas por aquel shock emocional.

Los Smashing sin Jimmy Chamberlin

Esta fue la razón por la que el último video promocional de los Smashing solo tiene a los tres miembros restantes, "Thirty Three" cuenta sin la presencia de Jimmy, y con toda la melancolía compleja del caso, donde la batería no tiene participación y el protagonista es un dulce y pesaroso piano, en un complejo juego de metáforas y discursos confusos que son tan extraños como su video, hecho en técnica stop-motion con imágenes de los Smashing en diferentes lugares y algunos cuadros bizarros que finalizan con una recreación de la carátula del álbum, una mujer envuelta en una estrella, ideas de la pareja Corgan-Yamchuk, y con la que cierran su ciclo audiovisual dentro del proceso Mellon Collie. Cabe anotar que las ilustraciones del cuadernillo del Cd son magníficas en su tono surrealista y vienen del genio creativo de John Craig, quien también había intervenido en el diseño de carátulas para Rod Stewart.


LOS DESAHOGOS EXTRAÑOS DE CORGAN

Aquellos matices líricos complicados y cercanos a la poesía y al onirismo tuvieron peso en piezas como "Thru the Eyes of Ruby" que se remonta al amor pero de una forma un tanto clásica, con el anillo como símbolo vital para una relación y con la inocencia como premisa para un amor puro y sin tentaciones, y la canción de desarrolla de forma elegante y progresiva, con pausas y momentos agitados, en un tratamiento muy pulido; el mismo tratamiento que recibe "Porcelina of the vast Oceans", casi una suite de nueve minutos con varios cambios de ritmo que navega tranquilamente en las aguas líricas de Corgan, quien tiene como aliado incondicional al mar para ahogar sus dolores y difuminar su futuro en la tranquila marea, un tema de corte muy distinguido que se cuela entre la agresividad rockera para brindar un poco de sosiego.

Billy Corgan es un Zero a la derecha

Y esas rarezas que no caben ni en un lado ni en el otro, punto abonado para el conjunto, por ejemplo con los sonidos de clavesín y el sonsonete de ronda infantil que trae el metafórico "We only come out at Night" con los murciélagos rondando toda la canción, amantes de la soledad, de la noche y aptos para aparecer en contadas ocasiones y extraer un poco de sangre del mundo exterior; y también el muy cyber "Love", que se acerca más a las bandas de rock industrial y nos habla de un amor bastante sintético y distorsionado entre efectos de voces y una producción que intoxica el sonido con flangers, una canción de amor confuso, manipulador e idealista en simultánea, infestado de deformaciones electrónicas dignas de un Marilyn Manson.


EL ARRULLO FINAL

Otra característica que vale mencionar son sus canciones de cuna, que son los cierres de los dos CDs, primero con una composición de James Iha cantada por él mismo, "Take me Down" en un tono muy arrullador hace un llamado al amor y espanta los demonios de Corgan, es la ternura en pasta que parece concebida para otro álbum de otro artista; "Lily (my one and only)", un poco cercana al country combinada con canción infantil, que mantiene la premisa del amor, y esta vez con nombre propio a quien dedicarlo; y el bello lullaby "Farewell and Goodnight" en el que intervienen las voces de todos los integrantes del grupo y es un arrullo final que brinda serenidad y certidumbre, la convicción del rescate de la inocencia entre tanta melancolía, la forma más sublime de embellecer la infinita tristeza.

Portada del sencillo Bullet with Butterfly Wings

Con el tiempo este trabajo doble vendería más copias y se convertiría en referente obligado sobre el desarrollo de la escena alternativa de los noventas, y el grupo cambiaría de estilo, de miembros y de atuendo, y darían más cabida a los elementos electrónicos abandonando esa templada furia que ofrecían sus instrumentos básicos. Pero el factor desesperanzador de muchas de las letras de las canciones finalmente salió derrotado por el idealista arrullo de un buen disco que le ganó la batalla a la tristeza. Mas no a la nostalgia que hoy día invade a muchos seguidores de aquellos Smashing Pumpkins, quienes no han vuelto a publicar un disco tan sentido y compacto como este Mellon Collie and the Infinite Sadness.

3 comentarios:

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  2. [3ra vez que intento poner el comentario.]

    Bonita entrada. Da melancolía nomas recordar los buenos tiempos de los SP. Me gustó sobremanera la descripción de cada track; un trabajo como ese es el que vale la pena leer.

    De lo que han hecho estos sujetos, sin embargo, mi favorito es el "Pisces Iscariot" o como quien dice, lo que no suena por todo lado. Le recomiendo que le pegue una escuchadita de nuevo. Y hablando de nuevo, escuche lo que va a sacar Corgan dentro de poco (en la página de los SP se puede descargar). A mí me parece un homúnculo musical (lo nuevo, no Corgan).

    Un saludo, como siempre, desde la clandestinidad.

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  3. muy nutritivo agradezco

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