25 jul 2011

LADRONES DE MEDIANOCHE

Nos robaron! Algunos dijeron. Se robaron el show! Otros agregaron. A mi que me esculquen! Dicen otros como quien no quiere la cosa. Entre opiniones divididas, gozos con sabor a ron y distorsiones hechas pifia por una ingeniería de sonido irregular, la noche fue rescatada por unos cacos melódicos, que fríamente y sin mayor prisa hicieron deleite de sus piezas para una porción de público que le siguió fielmente hasta el final y para otro que aplaudió con desafecto y la misma idea de frialdad escandinava de la puesta en escena. Era la noche fría de los Thieves Like Us.

Entre altibajos se vivió la fiesta programada para la medianoche final del Cáncer y el inicio del Leo en un Downtown que sufrió los estragos de oídos fascinerosos y manos no tan capaces que hicieron mella en la buena imagen de los ingenieros de audio. Hasta pasada la medianoche el DJ set de Los Imperiales y La French Toast intentaron calentar el escenario con algunas buenas puntadas digitales, pero la espera de pies planos, botellas vacías y ánimos agotados fue un elemento clave en pequeñas indisposiciones y farfullas de aburrimiento. No para todos, pues el alcohol -y otros tantos estímulos- mantuvieron el denuedo y la disposición para el brinco sinfín de viernes en la noche.

Finalmente, el telonero hizo presencia. Guitarras con wah wahs y ecos evocan algo de new wave. Por ahí se identifican texturas VHS or Beta en las cuerdas, Nicolás Rojas rinde homenaje al gran jazzista Thelonious Monk en su camiseta e inicia una serie de jugarretas efectivas con su guitarra para prender el ambiente. Sound in Color pinta la melodía, intenta armonizar los tintes, adereza la fiesta de un beat electrónico bailable y accesible. Pero el sonido no es tan coloreado debido a la dispersión de una ingeniería poco eficaz.

Anna May le pone color al sonido.
Foto: ViVa

Anna May es la chica encargada de ponerle sabor al color entre el sonido. Su delgada figura luce un atuendo digno de fiesta, pero su voz se pierde entre instantes de ecualización, a veces es dinámica y despierta, a veces es devorada por la consola incierta. Pero cumple con la tarea de enfrentar la tarima y la procura del ambiente festivo. La rubia vocal es acompañada por Tube Screamer (el hombre de las pistas y voz masculina) quien pagó sin culpa el maltrato de las cuchillas en la consola y apenas tuvo chance de transmitir un par de murmullos. Sin embargo, la gente no pierde compostura y les acompaña en el sabio deber del aplauso.

Aún sin lanzamiento de disco, el bajista Fernando Pardo se encarga de dar a conocer con los Sound in Color algunos temas de su reparto bailable donde se incluyen "Chase" y "Are you Ready" de carácter accesible y cercano al new wave, con algunos momentos efusivos de guitarras que se asoman a ciertos momentos gloriosos de Rinocerose. La cuota de cover se la lleva una sobria y serena versión del "Lady" de Modjo que puso a cantar algunas gargantas nostálgicas de french touch. Buen ánimo del baterista Juan Carlos Camargo, un trabajo de escenario aceptable de la vocalista y entusiasmo por mantener a la gente prendida en temas como "Release and Attack" por parte de las dos voces. El grupo muy feliz al término de su primera presentación importante abriendo a un artista internacional, pero con la sensación interna de haber podido brindar un mejor show con una ayuda más profesional de parte de los profesionales del audio. Un poco más de color -bien ecualizado- para su próximo sonido en vivo será garantía de éxito.

Foto: Andrés Romero Torres

Vuelve la espera. Se mantiene la ineficacia técnica. Se agita la paciencia. Los miembros de Thieves Like Us como banda independiente sin mayores pretensiones se encargan de poner en orden sus instrumentos. Entran y salen como si fuera el corredor hacia el baño de casa. La gente los vitorea una y otra vez en sus continuas salidas anónimas que checan pedales, tocan teclas y prueban micrófonos. La lógica de la vida marca la demora como un asunto de perfeccionamiento en el soundcheck. No es así como tal.

Guitarra y bajo, cuerdas criminales
Foto: DarmaVisual


Tal vez fue la impotencia en dar un sonido ideal o la tardanza en el inicio del evento, aún no se sabe si es parte de su naturaleza, pero el show de los internacionales inicia frío, casi gélido, un recital de buenas intenciones congelado por la indisposición, nulo en sonrisas y poco interactivo. Andy Grier ataca el micrófono de modo inofensivo y los tres miembros que lo acompañan aún no dan signos de comodidad, apenas el manipulador de batería programada, el sueco Pontus Berghe, gesticula algunos momentos de euforias minúsculas.

Foto: ViVa

"Miss You", "An Easy Tonight" y "Never Known Love" hacen parte del primer paquete de temas que exhibe la banda. Sobrios, melódicos, pero prácticamente inmóviles, Andy y su pandilla hacen lo que saben, tocan. Pero no musitan gesto de alegría y no se conectan con el público. De todos modos, satisfacen a su selecto grupo de seguidores que, canción tras canción, van encontrando el camino de la felicidad momentánea, mientras progresivamente la ingeniería de sonido va calmando heridas y recomponiendo la armonía en los parlantes. Pero le llevó tiempo y nunca alcanzó la plenitud.

Los éxitos del grupo fueron el as bajo la manga que hicieron reventar de alegría el recinto. "Shyness" fue el primer bombazo que le regaló alborozo y algunos desgastes de suela y cabelleras al público. Al fin sonríe un integrante de la banda, es el bajista Laurence Wasser que baja la guardia ante los aplausos. Al fin se manifiesta un poco de movimiento, el chico de las percusiones programadas Pontus se anima a mover un poco las piernas y su melena blonda. Al fin hay una palabra aparte de los estribillos y los versos, un tímido 'Thank You' de Andy. Parece que van encontrando el camino de la conexión, extraño, no muy visible, pero allí está. La gente luce una cara más amable.

Hay un desfile de temas que pasean por el escenario que provienen de Play Music, Again and Again y obviamente su último EP Your Love Runs Still. Son temas personales, exploradores del interior, emotivos y bellos, que causan la sensación de sonar mejor en un recital de auditorio que en una fiesta de Downtown. Post-pop, una frialdad hermosa que desfila sin gestos, música agradable para escuchar sentado, melodía que que no carbura una masa inquieta. Los teclados de Björn Berglund son efectivos y nos remiten a algunos aires retro, como en las buenas épocas de New Order, las guitarras de Andy Grier se acercan a un existencialismo más post-punk, concretas y muy prácticas en su discurso musical. Unos ladrones silenciosos que no dañan sus peinados ni desgastan sus botas en intenciones bailables. Definitivamente no son Ladrones como Nosotros los latinos, quienes preferimos la delincuencia bailable a todo motor y los asaltos a mano alzada y voz gritada.

El rescate de la noche lo mantienen tonadas ya clásicas para el público indie, "Fass" evoca el techno pop ochentero y produce vibraciones despiertas, "Desire"agota con euforia en su marcha incesante en su versión mas bien rockera en escenario, "Program of the First Part" es Tron hecho música mientras las imágenes de sus filmes en videoclip desfilan en la parte alta de la plataforma con Cristina F, David Bowie y Jeff Bridges como constantes protagonistas de las pantallas, y el momento del clímax en la historia del concierto es el infaltable "Drugs in my Body", su éxito electropop que aclamó, bailó y sudó su congregación de secuaces, luz verde para redimir la función, alucinógena música que llama al deleite de los cerebros. Por fin los Ladrones se robaron el show.

Unos Ladrones no tan inquietos
Foto: ViVa.

La dulzura de "Headlong into Night" es previsible en los teclados, sin embargo los Thieves no la inspiran en sus figuras estiradas e inexpresivas, son parientes del Dr. Manhattan, aquellos héroes de grandes actos que no tienen la capacidad de expresar sentimientos. Lo paradójico es que su discurso melódico es un repertorio emocional cargado a veces de tristeza, a veces de euforia sin límite, a veces de candor impúdico. Casi cerrando el show viene el segundo éxtasis de la noche con "Your Hearts Feel", un título perfecto para un pálpito más agitado y un llamado a las sensaciones, el respetable observador entre chiste, chanza, impaciencia y refunfuño finalmente se deja llevar por la melodía y acepta con baile y coros que sin ser un show de mayores vanidades y lentejuelas -y con un sonido que deja mucho que desear- logra captar atención y causar gusto y satisfacción, en especial para los fans más cercanos de la banda.

La función termina antes de lo pactado debido a la hora fatal de las 3AM y par canciones se quedan relegadas a un show en otro paraje lejano. Con entusiasmo desbordante despejan algunos el sector, con infame desazón se van algunos que sienten la pérdida del sueño como un sacrificio, con tambaleos de vergüenza común se marchan quienes disfrutan de la gala al son del compañero etílico, los Ladrones de medianoche vuelven a sus guaridas para planear un nuevo crimen musical y esperan que durante su paso por la Bogotá gélida en los idus de julio se hayan llevado un valioso botín -no solo en taquilla- sino en gratitud de su público. Lo que sí es cierto es que no son Ladrones como Nosotros, sus modos criminales son muy escandinavos, auténticos y glaciales.

2 comentarios:

  1. Hola, fiel descripción del evento. No tengo nada que decir de Thieves like us ni de tus apreciaciones, concuerdo con muchas. Pero si tengo una anotación de Sound in Color, hay errores: "Pedro Julián (teclado y voces)" -> no es Pedro, es Tube Screamer quien hace las voces y maneja las pistas, no hay teclados. Pedro ya no hace parte de Sound in Color, el bajista se llama Fernando Pardo. Y por el lado del baterista, no se llama César Lizarazo, sino Juan Carlos Camargo.

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  2. Gracias por las anotaciones,Catalina, correcciones de nombre por ejecutar. Los tengo registrados de esa forma por la info que tiene Internet sobre Sound in Color. Gracias por leer Long Posts.

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