9 mar 2010

GANG OF FOUR - ENTERTAINMENT!


Ante el furioso paso de la comitiva de crestas, jeans rotos y la filosofía de un futuro inexistente, el comienzo del fin del punk se transmite a todos los rincones del planeta junto a los últimos días de la década del setenta. Londres regurgita sus últimos pasos brillantes en esta doctrina musical con el apabullante grito del London Calling de The Clash, y el himno de directa competencia por parte de Paul Weller y The Jam, "Eton Rifles", mientras en las tierras del Tío Sam los Dead Kennedys destrozaban la imagen política de California y vomitaban en el capitalismo salvaje. Son los cantos del cisne de un fenómeno social que creaba mella en todos los sectores.

Paralelo al glorioso final de la era punk, se suscitaba alrededor su sucesor generacional en fuerte competencia con el new wave: El post-punk, que aún tenía entramados sociales en sus líricas para arreglar algunas cuentas pendientes que el punk no pudo concretar, pero esta vez con otros ingredientes. Amenos y con coqueteos al new wave como A Certain Ratio y Magazine; algunos mucho más oscuros y difíciles de desentrañar como The Cure o Siouxsie and The Banshees; existencialistas que pesaban sobre muchos jóvenes de la época que se atrevieron a pensar en ellos mismos, como les pasó a Joy Division o a Gang of Four.

LA PANDILLA DE LOS CUATRO


Leeds es una ciudad inglesa con lana por montones, así como de formación académica casi excelsa. Muchos universitarios de 1979 se reunían a debatir sobre el hombre, sus enajenaciones, sus políticas y sus aberraciones. La escuela neo-marxista de Frankfurt fue influencia clave en dos inquietos jóvenes, Andy Gill y Jon King, que querían transmitir todos los ideales heredados de Marx, Adorno y Godard en canciones. Pero la pandilla debía ser de cuatro y no de dos, por lo tanto el complemento vino con Dave Allen y Hugo Burnham.

Cada uno cogió instrumento y acordó llamar a la banda Gang of Four en honor al combito de chinos que hizo estragos en el Partido Comunista durante la revolución cultural del amarillo país. Basados en el movimiento del situacionismo como táctica en sus letras, emprendieron el camino de cambiar la visión del mundo con nuevas palabras y con una filosofía marginal que entraba a compartir litera con el existencialismo. Y muy inteligentemente decidieron escribir sobre ideas.


LA GUERRA COMO ENTRETENIMIENTO

Para septiembre de 1979 en Old Kent Road de Londres se materializa el primer disco de la pandilla, con una consigna muy clara en su título: Entertainment! No como material de consumo para el ocio en general, sino como una crítica abierta a la guerra y a los medios de comunicación que venden la sangre y el dolor ajeno como material de esparcimiento. Y con el legado de protesta que les ha dejado el punk, los cuatro de Leeds se encargan de darle un toque sensible y filosófico al asunto de la realidad mediante letras brillantes y momentos puntuales de la historia para sentar voz de reflexión y demanda con su propuesta.



Entre toda la camada de bandas post-punk, tal vez la más política fue Gang of Four, y si no que se hable de su carátula, un trabajo artístico en el que un vaquero y un indio se estrechan la mano mientras la gráfica es rodeada de un texto que literalmente dice: 'The indian smiles, he thinks that the cowboy is his friend. The cowboy smiles, he is glad the indian is fooled. Now he can exploit him'.

Y si vamos a la agitación de la protesta, hay que escuchar el primer tema del álbum, "Ether", con dicientes punzadas al gobierno de Irlanda del Norte, donde se encargaban de aislar a los prisioneros políticos en la cárcel de Maze en una categoría llamada SCS (Special Category Status) en unas construcciones siniestras de tortura y reclusión llamadas los H-blocks. Ante la discriminación y el maltrato, los afectados comenzaron a desaprobar su condición al no ponerse la ropa de dotación que daban a los prisioneros y preferían cubrir su cuerpo desnudo con sábanas blancas. De allí el 'White noise in a white room' que tanto cantó de forma herida Jon King, mientras la guitarra cortante de Andy Gill va subversiva, despidiendo el éter del disgusto por la injusticia.

Y la letra que perturba con hastío continúa en otro corte bélico como "Guns before Butter", cuerpos obligados a pelear, a eludir balas o a convertirse en organismos de pólvora incandescente: 'All this talk of blood and iron is the cause of all my shaking'. No sólo la voz sufre repugnancia por el tema, la guitarra se desgañita en alaridos de caos conformando una propia guerra de cuerdas con bombardeos inconformes en sus riffs, en tal vez el tema más noise del LP.

Pero el referente teñido de sangre en la lírica se sintoniza en el "5.45" , la hora de las noticias en un canal inglés , que exponen la brutalidad y el amarillismo del mass media que confortan a un público que no tiene que vivir los rigores y el dolor de la guerra, un televisor que vende violencia sin ningún remordimiento mientras el televidente la consume junto a las crispetas de la mesa de centro: 'Guerrilla War struggle is a new Entertainment'. Una sentida denuncia muy punk sobre la guerra en Centroamérica a finales de los setenta, especialmente en Nicaragua, país que en 1980 sería centro de atracción del disco Sandinista de The Clash.


LAS OTRAS VISIONES

Aparte de contar con una guitarra que parece cortar lo que se le atraviese, por los riffs de furia metálica de Andy Gill, era muy importante el ensamblaje que lograban entablar Dave Allen con su bajo muy funky y una batería magistral de Hugo Burnham, que parecía sincopada pero curiosamente trabajando a perfectos 4/4, con un sonido muy particular que involucraba esa transición de la agresividad punk a los matices alegres del new wave, algunos coqueteos con el reggae, y una clara influencia del actual disco-punk que propone gente como The Rapture o LCD Soundsystem.


De hecho, el tema "Not Great Men" debería ser el himno disco-punk de la década anterior, pues no existiría para nada algo como lo que hace The Gossip, o un "The Devil" de The Rapture sino fuera por esta deliciosa pieza de bajo y guitarras funk, que con rabia instintiva nos desmiente la teoría de la construcción de la historia a través de los grandes hombres (Carlyle), cuando lo que se encargan de hacer es destruirla. Volvemos a la postura del situacionismo de nuestros amigos de Leeds, donde lo que parece correcto no lo es y buscan refutarlo.

Las otras visiones nos hablan de una capa de vidrio, encerrados sin poder participar del mundo real, "Glass" es puro inconformismo existencial que quiere ahogar rutinas y mirar qué hay de verdad detrás del cristal, en coros repetidos que llaman al cabeceo y en un intro que por momentos nos desplaza al "So you want to be a rock and roll star" de los Byrds. Sin embargo, los Gang salen bien librados por los constantes cambios de compás, bastante marcados por la batería.


MI AMIGO MARX

Varias de las interpretaciones líricas en la voz de King evocan al barbudo Marx y sus consignas en libros como El Capital o sus fechorías trascendentales junto a Engels. La formación académica de Frankfurt se hace transparente en una tesis dividida en varios episodios musicales, comenzando por "Natural's not in It", que de una vez nos remite a la alienación ante el capitalismo salvaje y sus perjuicios, además de la visión de que todo lo que se mueve debe ser un negocio: 'Economic circunstances The body is a good business'.

La guitarra-segueta de Gill sigue siendo muy ácida cuando acompaña los pensamientos marxistas de la letra de "Return the Gift" en una concisa pero clara consigna anticonsumista: 'It's on the market You're on the price list'. Y la alienación de estos cuatro tipos continúa desvirtuando toda 'ventaja' que le puede vender Occidente a un ser común y silvestre, como lo es el acceso a los medios de comunicación y a los titulares de prensa, donde la idiotez se presta para enredarse entre bikinis, promesas políticas o falsos reportes de bonanza económica , la tramoya de distraer al mundo y mantenerlo con los ojos cerrados en "I found that Essence rare".


Mientras se plasman los decretos cercanos al comunismo en las muy políticas letras de Gang of Four, su música se presta para convertirse en tremenda influencia para grupos del futuro. Si vamos a los ochentas, en algunos pasajes los Devo tienen ese tono hermético y cambios bruscos. Si nos vamos al 2000, cualquier Franz Ferdinand no puede negar que su sonsonete viene de atrás, cualquier Kaiser Chiefs tiene que aceptar cierta influencia, cualquier The Rapture tiene que reconocer que tiene un papá con nombre propio, con cuatro miembros y con un respeto profundo por el amigo Marx.

AMOR CON DESDÉN

A pesar de ser una banda con sangre muy política, el primer sencillo que decidieron publicar fue un tema aparte de la realidad social, y se centraba más en la lujuria. "Damaged Goods" es uno de esos grandes clásicos con sonido que perfectamente cabe en las cuotas radiales indie rock actuales, y que habla sobre el sexo sin amor, la forma europea de no aplicar sentimientos al asunto de las camas hirvientes y que corrobora el desencanto por las emociones por parte de King y Gill: 'The sins of the flesh are simply sins of lust'. Si hoy lo llegamos a escuchar en una emisora, es digna competidora de cualquier tema de Bloc Party o Editors, puro indie marca 1979.



Amor con desdén es la filosofía de vida que viene a estos 'post-punketos', pues todos los asuntos emotivos se convierten en trámites, como en la canción "Contract", que demuestra que las relaciones siempre son búsqueda de provecho por bienes y mas no por emociones, 'Is this really the way it is Or a contract in our mutual interest'. Nunca algo tan insensible sonaba tan compacto a nivel musical, ese situacionismo plasmado en notas de bajo muy definidas y en batería diestra es muy disímil de aquella triste creencia del amor como procedimiento notarial.

Una de las más interesantes piezas del trabajo es la canción de cierre, "Anthrax" es puro veneno infestado de feedbacks y drones, digno de los primeros experimentos de la Velvet Underground, puro ruido virtuoso que va contaminando el oído y lo va infectando con una cadencia oscurísima y fatal en post-punk en toda su pureza, perfecto caos que toma armas contra la gente que idealiza el amor y lo convierte en objeto de cursilería, grupos y cantantes melosos que empalagan de ensueño los latidos de las parejas y que vienen y van solo por amor. Los Gang of Four no juegan a esa ronda de color rosado intenso: 'Love I'll get you like a case of anthrax And that's something I don't want to catch'. Como quien dice, el amor es una enfermedad, y hay que sentir desdén por él...


COMO UNA MÁQUINA DE VAPOR



Para llegar a un relativo suceso en listados importantes en el Reino Unido tuvo que arribar una máquina de vapor sonora y plantarse en el Número 58 de las canciones del momento. Número 58! Su más grande éxito! Y se llamaba "At Home He's a Tourist" Con un ritmo efectivo que asomaba un Allen con bajo de color negro -que por momentos se confunde con la competencia musical de la época, el disco- , una cabalgata maquinada por el bombo y los tambores de Burnham, la guitarra siempre rechinante de Gill y la voz muy compatible de King, sonaba un post-punk pegajoso pero no por eso dejaba de ser reacio, y mostraba de nuevo su preocupación por la condición humana.

"At Home He's a Tourist" fue un tema apreciado por gente como John Peel y emisoras de todo el Reino Unido. Su permanente alienación se dejó notar de nuevo en las letras con rimas como 'At home he feels like a tourist He fills his head with culture He gives himself an ulcer'. A pesar de la enajenación de la lírica el grupo fue llamado para tocar en Top of the Pops con la condición de cambiar en el fragmento 'And the rubbers you hide In your top left pocket' la palabra 'rubbers' por 'rubbish', a lo que los cuatro pandilleros no accedieron y por consiguiente no volvieron a ser invitados para darse su pantallazo. Igual, ellos odiaban el mass media.


Un título muy diciente el de este trabajo, que arroja el repudio sobre la industria del entretenimiento y que revierte la imagen que producen los noticiarios y los medios como tal en el afán de proponer la carne humana despedazada y la sangre salpicada al lente como platillo principal a la hora del almuerzo del ciudadano promedio que mientras come patatas también come televisión. Con una actitud muy punk, pero con entradas de corte existencial y un poco más reflexivo y elaborado a nivel musical, los Gang of Four lograron crear un interesante producto no apto para la gran masa, pero sí clave para la comunidad que no quiere que la guerra siga siendo objeto protagonista en la franja televisiva de horario triple A.

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