
La calle céntrica trémula por el cununo inquieto, la guadua coquetísima, la modernidad que se cuela y los coros pletóricos de voces negras en rostros blancos que se condensan en una argamasa de sonidos maravillosos, en un sancocho de pescado con sabor a gloria cantada, en un mar que se expande en un mínimo escenario y moja los oídos de los presentes con placer de agua armónica. Es La Revuelta que llega a cachetear los extranjerismos y a rescatar el currulao y los sonidos ancestrales de la marimba de chonta, con flirteos de actualidad, pero guardando las distancias.
La percusión despierta a media cuadra en un llamado de cununo sentido y tenaz, con Andrés 'Turu' quien desbarata sus palmas en el ardor de los ánimos, mientras Juan David, como buen director, imparte la armonía con su genial marimba de chonta, lenguaje propio de la negrura del oeste colombiano. Y poco a poco se van adhiriendo los ingredientes que revolucionan el ambiente con los toques de modernidad que requiere entre guitarra, bajo de seis cuerdas y batería.
Falta la incursión del bombo soberbio compartido entre 'Turu' y la negrita María, el a veces sofísticado, a veces apasionado clarinete de Felipe, y la música se hizo. Pero el verdadero escalofrío de beneplácito se produce con la entrada vocal de Verónica y Ailín, poderosas exponentes del cantao Pacífico que nos recuerdan que en el folclor está el sabor, y que la tradición pesa tanto como las maravillas de la tecnología, no hay desmerecimiento alguno. Entra todo el grupo a remover recinto de blancos que anhelan todo lo que a los negros les sobra...

Y la mix

Se sacude la guasá mientras Ailín imparte aquel alarido magistral en "El puente del piñal" y las vibraciones de la chonta se transmutan en el portentoso elíxir de la eterna sabrosura; la bella Verónica hace contrapeso con una especie de hermosa ronda infantil que está manchada con orgullo de oceáno en "El cangrejo"; el clarinete muy coqueto muy decente acompaña el efecto narcótico que produce Ailín cuando muy sentida canta "Mandrágora"; la sabrosura que quiere imprimir tremendo sancocho de pescado después de que se consiga el repuesto para "La Oya", un platillo delicioso servido con una que otra corchea; y la magia de Juan David con su estupenda interpretación de la marimba de chonta para que todos puedan cantar y saborear "El chontaduro". Todos ellos en complicidad de 'Rede', el MC de la noche que entre amores y odios, le pone flow al asunto con fraseos de hip hop a lo Chocquibtown, que no convence mucho, pero que por momentos destila un par de momentos brillantes.
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