27 ago 2019

REBOBINAR EL CASSETTE



La nostalgia fue la dueña del espacio. Una legión de canas, cotizantes activas de pensión, veteranos inyectados de nueva juventud, se hicieron uno solo en el Centro de Eventos y dejaron salir su adolescente en todo su esplendor gracias al Cassette festival, una iniciativa que convocó a varios artistas que pertenecen al circuito de la nostalgia y fueron causantes de lágrimas felices, gargantas resentidas y resacas monumentales.

Como todos los cassettes, tuvo sus hits y otros momentos poco memorables. El centro de Eventos es un buen escenario con una distribución adecuada de los espacios incluyendo emprendimientos, zona de comidas, tarima alterna y un sitio de karaoke para los aventureros del ridículo. El sufrimiento fue de orden urinario, en especial para las mujeres, quienes debieron soportar el hastío de la espera con pocas plazas disponibles para sus labores de desalojo líquido. Y si bien llovió cerveza y whisky en todas las esquinas comprarlos era una aventura de EPS, con cierta anarquía a la hora de comprar y un caos relativo en la atención.

             
Extraído del YouTube de Ricardo Rodríguez

Darle Play al Cassette comenzó con un recuerdo joven. Moenia es la banda de synth pop más reconocida de México y por aquí sonaron en los tempranos 2000. Pichardo y sus muchachos hicieron un show sobrio, con el vigor en su punto, buenos soportes en visuales y un setlist de satisfacción para sus fans de antaño, que todavía cantaban sin la lengua enredada -aún- por los efectos del alcohol. "Manto Estelar", "Ni tú ni Nadie" o "No Dices Más" hicieron parte del repertorio que disfrutó buena parte del público que llenó la plaza desde horas tempranas.

             
Extraído del Youtube de Aki Boxes 

La cuota nacional reconocida fue Poligamia. El grupo de rock pop juvenil que más sonó en Unicentro de los 90s desempolvó sus clásicos y puso al ruedo "Mi Generación", "Búscame" y "Confusión" entre las bocas asistentes. Andrés Cepeda, solista reconocido, mantuvo su voz intacta  y cantó sin desordenar su negro atuendo, le dio Play al cassette con "Desvanecer" sin la voz de Elsa pero con el apoyo de centenares de voces felices de revolcarse en el recuerdo. Freddy Camelo con guitarra rocanrolera, Gustavo Gordillo entero en el bajo, Juan Gabriel Turbay dando buenas señales en los teclados y César López sin escopetarra pero con baquetas hicieron la tarea como estudiantes juiciosos.

           
Extraído del Youtube de Aki Boxes 

Turno de las chicas. Lo que en los ochentas era un show colorido, presuroso y sexy se trasladó a un presente de sobriedad, trajes señoriales, con un sonido menos sintético y un poco más 'tímido'. Mimi, Ivonne e Ilse conservan sus siluetas, sus voces y algunos pasos coreográficos.  Flans llevaban buen rato sin pisar suelo colombiano y fueron de las que más devolvieron el Cassette. "Me he enamorado de un Fan", "No Controles" o "Las mil y una Noches" sonaron de forma reposada sin alborotar demasiado al respetable, que aplaudieron con gratitud el nostálgico show de las mexicanas mientras se despedían con "Bazar".

           
Extraído del Youtube de Aki Boxes 

Las guitarras más resonantes salieron del veterano Miguel Mateos, artífice de aplausos múltiples. Sin su frondosa melena y con abdomen sexagenario, el argentino hizo memoria del Concierto de Conciertos del 88 a las 5 AM y repartió hits a diestra y siniestra. "Es tan Fácil Romper un Corazón", "Lola" y "Mi sombra en la Pared" tronaron con alborozo nostálgico entre su estruendo -de acústica un poco irregular- y bajo la manga sacó un Carlos Vives que provocó el éxtasis de la multitud, coreando al unísono "Cuando Seas Grande", haciendo un dúo colombo-argentino que despertó los mayores aplausos de la noche. Mateos, en un show de gran comunicación con su público se fue en la trifulca sonora y feliz de "Obsesión".

           
Extraído del Youtube de Aki Boxes 

El lado B -una especie de lado oscuro-  del Cassette se dividió en dos partes. La primera, una presentación efímera, casi invisible, de Big Boy, quien se despachó con una rápida intervención de "La Chica de la Voz Sensual"y luego su tronado noventero "Mis Ojos lloran por Ti". Un cameo raro y tal vez innecesario. La segunda parte fue en la tarima alterna, el house desempolvando algunas coreografías a cargo de dos grandes nombres con una presentación agridulce: la gran Crystal Waters, maestra del "Gypsy Woman"enredada en un playback irregular y refugiada entre sus bailarines, y los belgas de Technotronic, que aunque contaron con dos MCs llenos de energía y diligentes con el público, no lograron llenar el vacío que dejó su vocalista original Ya Kid K, que ya no gira con ellos. De todos modos, el recinto dejó estallar hits como "Get Up"y la tremenda "Pump up the Jam". Más que una rumba y media fue una rumba a medias.

Extraído de Autopista Rock
De regreso al gran escenario el plato extranjero fuerte, la Alemania más negra con Boney M. Una sobreviviente, Maizie Williams, en un cuarteto vocal que no lo hizo nada mal. Lindos trajes, evocaciones para los más veteranos con hits de los 70s, despegando por "Sunny", pasando por "Ma Baker"y "Daddy Cool" y cerrando con su sonadísimo "Rivers of Babylon". Deleite para mayores de 40, que fue un buen platillo vocal pero resintió la ausencia instrumental, pues iban sin banda, al estilo Soultrain. No obstante, fue una bella presentación que tal vez no se vuelva a ver en estas verdes sabanas.

Extraído de Claro Música
El camino estaba empedrado de ebrios desafiando el frío y baños agotados de aglomeración. Los sobrevivientes que quedaron para el cierre  sacudieron sus zapatos para el baile merengue house. Proyecto Uno -con su sobreviviente Nelson Zapata- le metió candela al escenario y destapó sus mejores cartas entre fogonazos al estilo "Latinos" o "Brinca" -que evocan aún al ausente Magic Juan- o las románticas "Another Night" o "Al Otro lado del Mar" con Nelson al comando vocal. Aunque la acústica maltrató un poco sus canciones más movidas, la presentación fue picante y los MCs nuevos hicieron un esfuerzo aceptable. El merengue house estuvo muy vivo durante una noche, con "El Tiburón" como pieza de cierre, que nos recordó que rebobinar el Cassette siempre será un acto de complacencia para las generaciones análogas.