Todas las bandas le apuntan al estrellato. De una u otra forma, a través de la estructura del mainstream o de la independencia que cultiva adeptos de modo alternativo, todos los grupos musicales están en pos de la atención del público. El nombre de esta banda es la paradoja de los setenta, pues solo mucho tiempo después lograron el brillo que merecía su estrella, que tuvo bastantes problemas en encenderse durante aquella época y que, a pesar de contar con el aplauso de la crítica, nunca tuvo el verdadero impulso comercial que ansiaban los integrantes de la banda. Especialmente su líder, Alex Chilton.
ESTRELLA INTERMITENTE
Luego de conocer la cúspide con su proyecto The Box Tops durante los sesentas, Chilton quiso apostarle a una propuesta más elaborada y ambiciosa. Desde el laboratorio de operaciones en Memphis fundó en 1971 Big Star junto a Jody Stephens, Chris Bell y Andy Hummel, y alcanzaron a publicar dos trabajos en LP, que contaron con buenos comentarios pero malas ventas. Las ideas musicales de Chilton fundamentaron lo que más adelante sería conocido como power pop, que no es otra cosa que construir melodías suaves combinadas con riffs rockeros y cierta influencia del blues, y que sería muy influyente en el futuro rock alternativo. #1 Record (1972) y Radio City (1974) fueron la gran construcción de un sonido, pero la progresiva destrucción de un bolsillo. Y de un estado de ánimo.
Alex Chilton, la estrella melancólica |
SIMPATÍA POR LA APATÍA
Alex hizo una sublime orquestación a la postración y la apatía. El fracaso en los almacenes y el aumento de alcohol y psicotrópicos en su sangre amasaron una especie nueva que se parió con música, creando sin querer una elegía al abatimiento. Sus letras se rodeaban de pasivo fatalismo, gradual desesperanza donde el mundo se iba despedazando con el paso de las canciones, y que solo era rescatado por algunas estrofas a su novia, quien en medio del charco emocional le servía de paliativo. Las guitarras acústicas se entremezclaban con slides eléctricos lastimeros y los arreglos de cuerdas de Carl Marsh sonaron sublimes y barrocos dando un aire de grandeza al desastre anímico. Se lanzaron varias ediciones del disco con algunos cortes que las diferenciaban, pero esta vez nos ocuparemos de el lanzamiento bajo el sello PVC en 1978. Entramos al edificio musical del abatimiento, bajo una fachada de arreglos que disimulan la melancolía.
Jody Stephens, el último sobreviviente de Big Star. |
AMOR Y ODIO MUSICAL
Lesa Aldridge es nombre clave en el aroma del álbum. Es la catalizadora emocional de Chilton, por quien siente fuertes impulsos de quererla, condenarla, pero especialmente, componer para ella. Los chelos y violines se derriten de exquisitez pop en "For you" con un cantante que clama hambre afectuosa, 'When I come home so cold at night/ You'll have the fireplace burning bright'. La dulzura serena se desbarata de amor nocturno con "Blue Moon" en suaves melodías donde el vocalista corresponde a su musa, 'If demons come while you're under/ I'll be a blue moon in the sky'. Pero para meterle el ingrediente instintivo al asunto, Big Star necesita expulsar su líbido con la rabia lujuriosa de "Kizza me", una tremenda pieza de pop rock con un destacado trabajo en el bajo y un piano lleno de frescura desbordante, donde por un momento Chilton se desvía de su apatía y se deja llevar por el placer. Lesa Aldridge es su oxígeno musical.
Lesa Aldridge, la musa de Chilton. |
Así mismo, Lesa es la causante de sus dudas y angustias cardíacas. No en vano va incluido en el disco el cover de la Velvet Underground "Femme Fatale", con arreglos dulces e incluso los coros de Lesa, pero con la doble intención de culparla por su estado de enajenación mental. La voz de Alex -con ciertos visos a Roger McGuinn de The Byrds- logra sobrepasar con su talento la primaria intención vocal de Nico, y suena más compacta y dócil, pero con fragmentos de odio interior. Ese amor de delirio suicida es expresado en toda su grandeza desde "Kangaroo", una extraña declaración de adoración llena de pasajes psicodélicos y cierto caos instrumental que nos podría llevar a una extraña fusión entre Syd Barrett y la Velvet Underground, donde el amor y el odio se fusionan para crear una esquela musical delirante y anómala, llena de extraña fascinación.
BIG BLACK STAR
Antes del post-punk. Antes del shoegaze. Antes del gótico. Sin pensarlo, las depresiones musicales más sublimes se iban a concebir desde el espíritu de Third. Uno de los modelos abatidos más impresionantes viene de "Big Black Car", íntima, lenta y absolutamente melancólica, el desfile de un carro fúnebre por una autopista sin destino lleno de sarcasmo, 'Nothing can hurt me/ Nothing can touch me/ Why should I care?'. Pero si "Big Black Car" es un cortejo musical luctuoso, "Holocaust" es el himno a la desesperanza, depresión en el pozo más profundo donde no hay un ápice de futuro y Chilton se lamenta de su destino sin retorno, 'You're a wasted face/ You're a sad-eyed lie/ You're a holocaust'. Es la punta más alta de la pesadumbre concebida desde los setentas.
El universo de Alex Chilton está envuelto en un paño espeso de aflicción, que logra apenas llegar a la tibieza gracias a las canciones compuestas para su novia, las anécdotas fraseadas de una amiga en "O, Dana", los violines activos de Noel Gilbert en "Stroke it Noel" o el extraño villancico que busca un renacimiento en "Jesus Christ". Sus canciones de base pop logran llegar a un contexto elaborado a partir de los arreglos y la grabación y se desvían de una intención comercial para desatar toda una epístola melódica emocional, que mas adelante la crítica rescataría del olvido y le daría el lugar que corresponde dentro del universo musical. Chilton sabotearía sus propias intenciones de éxito a partir de sus composiciones pero sin saberlo, estaría abriendo un campo influyente tanto para las bandas alternativas dentro de su discurso temático como para las bandas de pop rock emergentes de los ochenta dentro de su discurso musical. Third es el final de un período tormentoso lleno de dudas y abismos emocionales concebido a partir de una finalidad autodestructiva. Lo curioso es que hoy día es ejemplo a seguir para muchos músicos, causa de un renacer para la misma banda en 1993 y una voz de esperanza para los ahogados en la incertidumbre. Sarcasmo o no, el verso de "Jesus Christ" le daría la razón con el tiempo, 'We're gonna get born now'.