Huele a setentas. Un aroma especial logra combinar las dos costas americanas en un sonido, una extraña mezcla entre el desenfado fantasioso y la reflexión introspectiva. Esta simbiosis proviene de un joven de apenas 25 años que prometía ser un gran compositor desde los 16 y que toda su vida estuvo marcado por la letra más que por la melodía. Habían talentos setenteros que despuntaban sobrias melodías y líricas respetables: James Taylor, Crosby, Stills & Nash, Nick Drake o Van Morrison entre otros. Jackson Browne contaba con esa peculiar línea de juvenil adultez, donde el mito y la realidad se fundían y creaban cuadros dignos de meditar. Fue la letra la que lo llevó al pedestal de las masas.
Nacido en Alemania pero criado en California (la carátula del disco a reseñar vislumbra el vecindario de Highland Park donde pasó su infancia), Browne comenzó a escribir la historia para varios coterráneos, ganándose un perfil de letrista mas no de músico. Bruce Springsteen, Eagles, Nico, Joan Baez, son parte de la lista de quienes se vieron cobijados por su bolígrafo creativo. Sin embargo, en 1972 se animó a publicar su propia placa bajo un título homónimo con resultados positivos, donde se comenzó a notar su calidad como trovador. Sensible, soñador y sobrio. Un hombre y su guitarra cocinando emociones para sus escuchas.
UN JOVEN CONSTRUYENDO ROCK ADULTO
Las ventas fueron benignas y se animó a seguir un camino que lo llevaría al estrellato. Curiosamente, su segundo trabajo no vendió más que el primero. Pero For Everyman se ganó un puesto especial dentro de la crítica. 1973 fue el año de su aparición con el auspicio de David Geffen y el sello Asylum. Y traía las bases para construir el rock adulto que dominó las listas de la década; una voz amable que subía el registro cuando se necesitaba, porciones de folk y country, camuflajes de balada pop, todo amasado en un rock apacible pero consistente. No sin antes reclutar uno de los grandes motivos de éxito dentro de la zona melódica de Browne, David Lindley, multiinstrumentista que construyó magistralmente los acabados sonoros de varios temas del álbum.
Lindley y Browne, music and lyrics |
Sin mucho esfuerzo pudo convocar un listado de colaboradores estelares que brindaron robustez al proyecto. En las voces estuvo David Crosby quien ya venía de los Byrds y ahora con Stills, Nash and Young; Bonnie Raitt y Joni Mitchell fueron cuotas de peso femeninas; Glen Frey y Don Henley harían lo suyo desde su futuro monstruo comercial Eagles, pero esta vez por separado; y hasta Elton John estuvo cooperando con el piano bajo el seudónimo de Rockaday Johnnie. Cada uno de ellos confeccionaron desde su estilo diez cortes variados, donde se respiraba jovialidad en algunos y se exhalaba melancolía en otros, cada uno bajo el refugio finísimo de las cuerdas de David Lindley y los arrullos vocales de Browne.
FANTASÍAS JUVENILES
For Everyman arranca con una dosis de country rock sólida y refinada, una extraña especie de coctel rural que aguarda por la llegada de la mujer adecuada. "Take it Easy" es una canción altamente sofisticada gracias a su cadencia reposada y la pedal steel guitar de Sneaky Pete Kleinow, fue compuesta a cuatro manos junto a Glen Frey, quien le sacaría provecho con su banda Eagles, convirtiéndola en un himno de la década con un sabor más rocanrolero y el agregado de un banjo proactivo. El tema de Eagles se publicó en 1972, lo que opacó la versión de Browne, que fue considerada cover y no llegó a lo alto en las listas. Pero al compararla, la riqueza instrumental es más notoria en la producción de Jackson. El tema que sí tuvo cierta figuración fue "Redneck Friend", un rock sureño, corpulento y vivaracho que alcanzó a colarse en el #85 del Billboard con Glen Frey en los apoyos vocales y Elton John saltando sobre un piano inquieto y fiestero, mostrando la faceta más fresca de Jackson, cortejando a la vida antes de tener que sentar cabeza a sus 26 años.
Antes de la realidad, un poco de fantasía. El cantautor de origen alemán gustaba de sumergirse en universos paralelos con cierto tono post-hippie y buscando respuestas etéreas, a veces nebulosas. "Our Lady of the Well"proviene de modo mágico por crossfade desde el primer corte "Take it Easy" y plantea una visión mística, una variedad de plegaria que apela a la esperanza en esta balada folk; más balada y más melancólica aún es el tema que le sigue, "Colors of the Sun" con el comando del piano y una voz solemne y dulce -a dúo con Don Henley- que esculca respuestas en el aire donde su tono poético se abstrae en monólogos de búsqueda interior 'Dissilusioned saviors search the sky/Wanting to just to show someone the way'. Esa suavidad fantasiosa se sigue reflejando en su pintura de "Sing my songs to Me" de riqueza instrumental intachable, el piano de Joni Mitchell y un discurso de nostalgia flower power, pero sin protesta, 'Sing me sunlight and shadows/Orange groves and meadows'; la ruralidad contribuye a sus líricas escapistas, planos fijos de paisajes bucólicos, enajenados en un universo muy propio de Browne, que poco a poco se iría desvaneciendo con el devenir de sus nuevos discos.
EL NIÑO QUE NO QUIERE CRECER
La gradual evaporación de su visión juvenil trae consigo al amor como causa. Esa pérdida de la inocencia estalla con la vida sentimental, como bien lo refleja en "I thought I was a Child" que muestra que el amor es crecer, pero también doler, 'I thought I was a child until you turned and smiled', mientras los arreglos de cuerdas de Lindley son de caracter primoroso. Para confirmar el adiós a una juventud despreocupada y libre viene "The times you've Come", desolación como efecto del desgaste en el amor, con la voz de Bonnie Raitt contribuyendo a la pena y una balada folk que susurra con pesar las memorias de una relación pasada, 'Now we're lying here/So safe in the ruin of our pleasures/ Laughter marks the place where we have fallen'.
La alemana Nico convirtió a "These days"en clásico de culto. |
Hora de asumir la madurez. Pero, ¿Es la hora? Siempre cuestionando, siempre reflexionando, siempre escapando. Pero en "Ready or Not" ya no tiene salida y debe asumirlo al relatar la historia del embarazo de su joven novia, perder sus atributos como imberbe rebelde y trabajar para comprarle una lavadora a su mujer, entretanto con nostalgia sureña intenta evocar sus huellas pasadas y un violín eléctrico busca aminorar el impasse embarazoso, otra vez de la mano cómplice de David Lindley. Ese presente de supuesta madurez se deja consumir por la evocación y clama por la redención en "These Days" con frases del estilo 'Don't confront with my failures/I had no forgotten them'. Aquel soft rock reflexivo había sido originalmente compuesto para Nico y su disco Chelsea Girl (1967) en una versión más íntima e inquietante. La pieza creada por Browne creó una reacción en cadena de versiones por la que ha pasado gente como 10.000 Maniacs, Blind Pilot y Band of Horses entre otros, y es un tema distintivo de la discografía de Browne que con los años le dio un matiz sonoro más interno y lo minimizó a guitarra y voz de modo exitoso. Su insigne pieza también tuvo que asumir la adultez.
EL BARCO DE LA SALVACIÓN
En alguna etapa de su juventud David Crosby y Jackson Browne fueron compañeros de casa. O mejor, de bote, pues residían en un barco. De allí salió la inspiración para Crosby, Stills and Nash de hablar sobre el Apocalipsis y escapar en su barco del fin del mundo con la letra de "Wooden Ships". A Jackson el escape no le pareció la mejor alternativa e hizo una contraoferta lírica con "For Everyman", donde la respuesta no era la fuga sino la paciente espera del rescate, 'Everybody's just waiting to hear from the one/Who can give them the answers/And lead them back to the place in the warmth of the sun'. Tal vez las respuestas no se encuentran si uno mismo las elude. Y el mismo David Crosby le colaboró en los coros que contradecían su propia composición. Aquel barco sonoro liberador de soft rock fue el punto de partida para asumir la madurez y encontrar las soluciones de la vida futura. Aquello lo llevaría más adelante a convertirse en un convencido activista ambiental contradictor de las acciones nucleares.
Siendo un álbum que podría pecar de "sensaciosuave" y poco apasionado a la primera escucha, For Everyman se hace más atractivo cuando se hace la pausa y se percata de la maestría de los arreglos, obra especial de David Lindley, quien le brinda la pulcritud a la hora de organizar las ideas sonoras y le brinda un relieve sofisticado a la placa discográfica. Es sin duda un álbum americano, construido para aquel nicho, cultivado en las dos costas y arrancando frutos del country y el folk para cosechar un soft rock lleno de utilidades. Browne le da gusto al desprevenido imaginador y al sensato observador y sabe jugar como eslabón entre la juventud y la madurez. Un año más tarde llegaría al cenit con Late for the Sky encontrando un perfil vocal más definido y consagrando sus méritos compositivos entre la gran audiencia, haciéndolo uno de los cantautores más populares de la época. For Everyman fue el barco en el que zarpó a la notoriedad, llevando en la proa su particular lirismo de mito y realidad, y en la popa su refinación musical a la hora de navegar en las aguas de la armonía.