A veces el oyente peca por dejar que un single absorba la discografía total de un artista y se le juzgue únicamente por ello. Muchos animadores de la era One Hit Wonder sufrieron el lastre de hacer parte de la historia a través de un par de acordes, y vivir una especie de apartheid con el resto de su repertorio. El increíble monstruo en la versión de La Bamba de 1987 fue el sello que caracterizó durante toda su carrera a Los Lobos, una banda chicana digna de apreciar y subestimada por el gran público. Una canción que los llevó al cielo de los listados gracias al gancho celestial de Ritchie Valens, pero que también les estancó una gran cantidad de información sonora que tenían por mostrarle al mundo.
Aunque han logrado destellos de éxito de la mano del soundtrack (Desperado, Los Reyes del Mambo, Rango), estos caninos del ritmo originarios de California -pero una ascendencia mexicana marcada- han tenido una figuración mas bien marginal dentro del mainstream. Trabajando en conjunto desde 1973, su musicalidad es uno de los grandes precedentes de la música fusión. Paralelo al éxito post-woodstockiano de Santana, la agrupación liderada por David Hidalgo siempre tuvo la inquietud de incluir dentro de sus melodías compases que lograran identificar sus orígenes, remontarse a los aires musicales del norte de México y la idiosincracia del país azteca. Aquel desarrollo compositivo se fue ensamblando a lo largo de la década y logró el punto más alto de la perfección a comienzos de los ochenta.
LA FUSIÓN DIVERTIDA
Y si Santana logró darle sabor afroantillano a la rebeldía rock, Los Lobos lograron la convergencia más animada y divertida entre la ruralidad mexicana y la americana, brindándole un eclecticismo fresco y estructurado a su propuesta. Partiendo desde su gusto abierto por el rockabilly de los cincuenta, se encargaron de crear un platillo que incluye R&B, country, blues, corrido mexicano, bolero y retadores solos de guitarra, acordeón y saxo. Hidalgo juega con las cuerdas vocales y guitarreras con virtuosismo oportuno. La comitiva se complementa con su compañero en las rítmicas César Rosas, el bajo juguetón de Conrad Lozano, la batería fresca de Louie Perez y el destacado intérprete de saxo Steve Berlin, único 'gringo' original de la banda.
Luego del EP And a Time to Dance (1983) bien recibido por la crítica pero no tanto por los consumidores, Los Lobos estaban dispuestos a publicar un LP bajo ese nombre, pues antes eran conocidos como Los Lobos del Este de los Angeles. Se compraron un Dodge, se fueron de gira americana y al tiempo iban alistando sus nuevas canciones. Fueron once piezas producidas por T-Bone Burnett y con la mente abierta para estampar uno de los grandes logros en su hoja de vida. Nació entonces How will the Wolf Survive? en 1984, dispuesto a resistir los embates de la vida americana y ser profetas en una tierra que originalmente no era suya.
CORRIDOS ROCANROLEROS
Para conquistar a los americanos que mejor que ponerlos a bailar con sus ritmos. Uno de los principales propósitos de este álbum es revivir el rock and roll de los cincuenta hecho a la medida de los ochenta, dando toques picantes de soul y R&B. El arranque del trabajo lo dice todo, con ese explosivo y deleitable "Don't worry Baby" y la voz de Rosas al comando, invitando a una fiesta guitarrera digna de musicalizar cualquier filme de Tarantino o Rodriguez. En "The Breakdown" le bajan a las revoluciones pero se mantiene ese aire retro, invocando al R&B y con la voz de Hidalgo alternando con un saxo fresco e intemporal, además de un acordeón que se cuela entre los acordes de rock and roll, y haciendo un llamado a ser sí mismo, cantar canciones y rechazar las rutinas, 'I ain't no nine to five/ I just don't know why you won't take me for myself''.Esa despreocupación debe venir acompañada de un par de tragos, que acompañan la lírica de "I got Loaded", prendidez etílica accesible lista para la radio fiestera, con el R&B pronunciado y una sencillez camuflada en unos grandes arreglos y un saber del sabor musical. Este tema, original de Little Bob & The Lollipops conserva la frescura de 1965 y le agrega un aire new wave que navega muy bien entre las divertidas aguas de 1984.
Pero el objetivo es no sólo llegar a través de las raíces americanas. Sin corrido no hay fiesta. Y entre chiste y chanza hay dos muestras que se cuelan en el disco. "Corrido #1" se canta en inglés pero es más mexicano que el taco, un tex-mex que se puede disfrutar a todo volumen, incluyendo a los detractores de la música norteña. Promesas de amor, redenciones de mero macho que se doblega a la mujer, y un sabor que los mismos Tigres del Norte alabarían. La segunda descarga con la misma sonoridad es "Serenata Norteña" (soundtrack del film de Luis Estrada El infierno de 2010), esta vez cantada en español y conservando la cadencia tradicional que podría ofrecer la banda más poderosa de corridos mexicanos. El amor a sus orígenes es expuesto abiertamente desde Matamoros a Río Bravo, 'Jamás un buen norteño habla sin tener honor'.
Los aulladores chicanos. Cinco músicos insignes. |
EL AULLIDO DEL INMIGRANTE
La justificación del título del álbum viene de la mano con una preocupación de estos chicanos que viven millones de inmigrantes en Estados Unidos, la búsqueda del sueño americano. ¿Cómo puede sobrevivir el Lobo ante semejante fiera capitalista? Historias del Hueco, de la cacería de un mejor mañana, de la estabilidad económica ante la incertidumbre en sus países de origen. Con aires de heartland rock que pueden recordar a las tonadas de Bruce Springsteen, Hidalgo canta "Will the Wolf Survive?", una especie de himno inmigrante, la metáfora del aventurero que desafía las costumbres de un país ajeno y se fortalece ante la adversidad en un espacio desconocido, 'Running scared, now face to hide/ In a land where he once stood with pride/ but he'll find his way by the morning light'. En 1986 el artista country Waylon Jennings haría una versión respetuosa de este tema, con un éxito rotundo en listados.
Ese espíritu de lucha por el sueño americano también se vive de forma sentida en otro par de temas del LP. La country ballad "A Matter of Time" es una nostálgica pieza que si no fuera por el saxo, invocaría a una lágrima más inmediata, hablando de la frontera y la entrada a una América desconocida, 'There's a time for you and me/ In a place living happily'. Con la misma temática pero distinto sonido llega "Evangeline" en un rocanrolero e impecable show de guitarras que van narrando las aventuras de una chica de 17 años que persigue al Tío Sam sin mirar perjuicios, vagando por América a sus anchas sin dar pista de su paradero, 'She is the Queen of make believe, Evangeline'. ¿América para los mexicanos?
El único instrumental del álbum tiene un misticismo que retorna a las raíces americanas, "Lil' King of Everything" es una guitarra campirana que se mueve entre el folk y el country sin problema, donde el Lobo finalmente va a buscar su Reinado en tierra ajena. La banda de David Hidalgo nunca ha obtenido la monarquía que la historia le debe. No obstante, tienen el respeto total de la crítica y son, junto a Santana, los pioneros embajadores de la música latina en el suelo norteamericano. Nunca un corrido había sonado tan rocanrolero, nunca un rock and roll había sonado tan norteño, la música hecha un universo en conjunción está a la vuelta de la esquina gracias al legado de esta banda chicana. El lobo no es el más popular de los animales, pero su aullido pervive en el aire de la música.
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