15 jun 2011

RICHARD & LINDA THOMPSON- I WANT TO SEE THE BRIGHT LIGHTS TONIGHT



Nunca la desesperanza había sonado tan dulce. El desarrollo de esa profunda aflicción con dotes musicales se escarba desde las genialidades de Fairport Convention a finales de los 60s, grupo de folk británico que logró innovar la escena mediante la mezcla de guitarras acústica y eléctrica con instrumentos tradicionales de la música celta. Este fue el estandarte del folk rock inglés que obtuvo gran peso en críticas y libros de música, y de allí proviene gran parte de los músicos que ensancharon y promovieron una evolución de este sonido en el Reino Unido.

Al disolver la formación original de Fairport Convention, el guitarrista Simon Nicol fue el único que intentó mantener el barco en pie, mientras varios de sus miembros emprendieron proyectos alternos. Su cantante Sandy Denny probó fortuna con Fotheringay y más adelante como solista, su dulce voz caló muchos años en la fanaticada. El bajista Ashley Hutchings ganó renombre con sus bandas Steeley Span y The Albion Band, las dos reverenciadas por la crítica. El vocal Ian Matthews trabajó como solista y durante un breve lapso con el proyecto Plainsong. Y su guitarrista Richard Thompson hizo lo propio como solista, pero su inicio estuvo marcado por el fracaso comercial hasta que su compañera Linda le compuso el camino.



Los siempre respetados Fairport Convention



El subestimado Richard contaba con altas dotes técnicas en el uso de la guitarra y había grabado su álbum debut solo Henry the Human Fly, con ventas descalabradas y una visión de futuro incierto. Su corista de sesión Linda Peters fue el motor de empuje para acompañarlo en una nueva aventura musical -y conyugal- que atravesaría por un camino sin mucho dinero pero con la venia de los analistas, el prestigio como compositor y la influencia a muchos guitarristas nuevos que apreciaban su estilo. Pronto verían las luces brillantes del respeto.




En un estudio discreto, con un presupuesto apretado y sin mayores expectativas, se engendró un trabajo que contaba con la palabra abatimiento como marco conceptual. Richard y Linda grabaron I Want to See the Bright Lights Tonight sin tanto apuro pero con la apetencia por el desahogo y lo demostraron en diez composiciones selladas por la melancolía, el pesimismo como propia cruz y una oscura visión del mundo que hasta un post-punk podría asustarse con sus letras. El LP estuvo grabado en mayo de 1973, pero su impresión en vinilo tuvo trabas debido al embargo petrolero a Gran Bretaña durante ese año y el impedimento por producir tiraje hizo que la edición del disco saliera hasta abril de 1974, casi un año después.


Amor de folk que compone folk sin amor

Una especie de infortunio celta se marca en la apertura del trabajo con "When I Get to the Border", que es la entrada al desánimo entre virtuosos juegos de guitarras, mandolinas, acordeón y cromorno -especie de gaita en forma de bastón- que nos llevan al límite que solo podría ser atenuado con el sabor del alcohol. Tal como sucede en "Down where the Drunkards Roll", el refugio alicorado de los caídos en pena a los que Linda rinde tributo en tonos muy acústicos, 'You can get the real thing it will only cost a pound'. Aquí comienza un viaje pesaroso de tufo y lágrimas con fragmentos de luz en el camino.





El mayor golpe etílico que se convirtió en clásico fue el tema titular del álbum "I want to See the Bright Lights Tonight" que sostiene la búsqueda del desahogo a través de las lagunas del vino, el whisky y cuantas bebidas fermentadas aparezcan en el camino, la noche del fin de semana es la excusa perfecta para la evasión, 'A couple of drunken nights rolling on the floor is just the kind of mes I'm looking for'. Un tema que conjuga fácilmente vertientes del pop con algunas trompetas típicas, canto animoso de Linda y armonía viva que refresca los tonos introvertidos del folk inglés, que hizo al tema motivo de covers de gente como Arlo Guthrie, Ocean Colour Scene y Sleater-Kinney, entre otros. Esta entusiasta decepción lírica combinada con un folk despierto y de influencias célticas también se ve en "We sing Hallelujah", cantada a dúo y con el dulcimer y los compases de la música tradicional británica, que muestra irónicamente la inopia callada y sin protestar de muchos cuidadanos que con la paciencia del viejo Job, aguardan algún día por contar con unas Bright Lights que le patrocinen un mejor porvenir, 'We work in the old fashioned way/ 'till the shining star appears'. Alguna luminosidad debe brindar esperanza, que al fin y al cabo, es lo último que se pierde.

Richard John Thompson es oriundo de Notting Hill y desde muy joven su inquietud por desglosar las seis cuerdas de modo diferente estuvo presente. La influencia del rock, el jazz y la música tradicional escocesa labraron su estilo sonoro, pero fue el pickandfinger lo que lo hizo célebre entre sus colegas, pues el método híbrido de interpretar con el pick y los dedos en simultánea lo consolidó como un respetable ejecutante de la guitarra. Tal como se oye en el solo inicial de la tremenda "The Calvary Cross" que exhibe sus facultades en el instrumento y más adelante en las compositivas, un quejido religioso, una desgracia compartida, la carga de esa cruz que se lleva en la vida inexorablemente, 'My claw's in you and my lights in you/Aaah this is your first day of sorrow'. Esa lidia acongojada con el destino se siente también en "The End of the Rainbow", folk lento y melancólico que retrata un futuro sin futuro, el horror opaco que se avecina para las nuevas generaciones, 'There's nothing at the end of the rainbow/There's nothing to grow up for anymore'. Un manifiesto lírico cuasi-punk que aprovechó después Elvis Costello para versionear y engrandecer el mito sombrío de las canciones de los Thompson.

Richard y Linda, Dos intérpretes del abatimiento


Así como la desesperanza rodea la musicalidad y las composiciones del disco, también es importante el ingrediente de la ironía a través de sus pequeños recorridos fraseados. Se refleja en "The Little Beggar Girl", que toma un tono tradicional irlandés con las guitarras y el acordeón y le hace buena cara a la adversidad, dientes rotos que sonríen sin prejuicio y no tienen miedo de hablar sin respingo,'I love taking money off a snob like you/ for I'm only a poor little beggar girl'. Esa ambivalente posición de pena conformista igualmente se vislumbra en "The Great Valerio", la historia del maestro de la cuerda floja que tiene la muerte como tema inminente todos los días pero camina por los vericuetos de la vida bajo la consigna del riesgo, un sólido lamento de la voz de Linda asociada con una fúnebre guitarra que ayuda a oscurecer la tonalidad del tema, tal vez el más lúgubre del trabajo. Lapso de luces débiles e intermitentes.




Linda Pettifer -luego Peters, luego Thompson- inició su carrera en Londres cantando en bares y cafés melodías folk, y participó en varios dúos con Paul McNeill y otros cantantes del circuito. La primera oportunidad de reconocimiento la tuvo en el proyecto The Bunch, una especie de brazo musical de Fairport Convention donde participaron Sandy Denny, Ashley Hutchings y Richard Thompson. Luego vinieron los coros para Henry the Human Fly y la posterior unión marital y musical con Richard que los haría publicar tres trabajos en los setenta -I want to See the Bright Lights Tonight (1974), Hokey Pokey (1975) y Down Like Silver (1975)-. Linda fue elemento clave en el desarrollo de estos trabajos, su voz fue de vital importancia, solo hay que escuchar "Withered and Died" para darse cuenta, melódica tristeza que arrulla la incertidumbre, su estilo puede desfilar tranquilamente entre el folk, el country o el pop suave. En "Has He got a Friend for Me?" sigue usando su perfecta tonalidad apesadumbrada que llora con el cromorno e invita al vacío, a la soledad que clama compañía, a un lastimero lloriqueo magnificado por la armonía de la guitarra. Puro virtuosismo triste de luces a medias.


Los Thompson, en conversión sufi. Una pareja que no quiere fama.

La publicación no hizo millonarios a los Thompson, pero se convirtió en objeto de culto y ejemplo de folk rock bien ejecutado. Los rumores suponen que las ventas no mejoraron por el tono desesperanzador de las letras y sus matices taciturnos, pero eso no impidió que generaciones posteriores hicieran uso de este lamento musical como método de inspiración. Richard y Linda se dedicaron a seguir el sufismo -una corriente islámica que purificaba sus almas- y desecharon la fama como objetivo de vida. Después de aquellos pasajes oscuros que le dieron cariz respetable, Richard prefirió las luces brillantes de colores más espirituales y la separación de Linda a comienzos de los ochenta. Sin embargo, aún interpreta en vivo aquellos episodios afligidos que tanto le dieron nombre para recordar que sin pesar no hay gozo, que sin dolor no hay felicidad, sin oscuridad no pueden haber luces brillantes.

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